Como los guerreros de Cuba, con otra mentalidad, otros
principios, con un deseo inmenso de jugar a la pelota y con una fe
inquebrantable en la victoria.
¿Cuánto le aportó la primera fase de la 52 Serie Nacional al
objetivo del Clásico Mundial?
Muchísimo, le aportó la esencia. Jugamos un campeonato que era un
playoff de principio a fin, muy tenso e intenso, no podías
relajarte en ningún momento. Era como si estuvieras ante la
mismísima exigencia del Clásico. La manera en que se entregaron los
jugadores en cada desafío nos permitió redondear al conjunto que
llevaremos al certamen mundialista. En lo que hagamos en ese difícil
evento, claro que estará el esfuerzo de cada equipo de la Serie
Nacional, de cada jugador, estén o no en los terrenos del Clásico.
¿Cuál será la filosofía de nuestro equipo en el Clásico Mundial?
Trabajar carrera a carrera en cada juego de pelota, esa es la
estrategia colegiada a la hora de hacer el equipo. Cada turno al
bate cuenta, cada lanzamiento cuenta, todo cuenta. Un toque de bola,
una jugada a la defensa en el orden táctico, bien montada, un jonrón,
un robo de base, un corrido y bateo, avanzar al corredor, puede ser
la jugada decisiva, la que nos dé el campeonato y tenemos que estar,
y de hecho lo estamos, preparados para cada situación. Por eso, los
seleccionados serán los que reúnan varias condiciones, que combinen
fuerza, velocidad, tacto, ímpetu, explosividad, respeto al rival,
pero que también se ganen el respeto. No es solo batear 340, es
saber qué hacer en cada momento, ante cada problema, avanzar a un
corredor, es tan o más importante, que un astronómico average. El
rendimiento tiene que ser proporcional al triunfo, si no de nada
vale.
¿Qué significa para el deporte cubano y el béisbol en particular
el III Clásico Mundial?
Comienza una carrera de 100 metros, pues el torneo es corto, pero
en realidad es el reflejo de una carrera larga, en la cual el
objetivo es no volver atrás. Y en esa carrera no solo corre el
equipo Cuba, tiene que ser una gran maratón que involucre a todos.
Tenemos que meternos en la cabeza que el béisbol no es solo batear,
fildear o lanzar, es jugarlo, porque es muy rico tácticamente, y las
cosas que no se aprenden temprano, después no hay forma de fijarlas.
¿Qué importancia le das a la responsabilidad individual dentro
del colectivo?
Es la base de la victoria, si todos hacen lo que les toca en
función del triunfo, somos invencibles. Yo estoy muy contento,
porque los muchachos han cambiado la mentalidad. Hacía mucho tiempo
que no veía a las grandes figuras tan cohesionadas entre ellas y con
los más jóvenes. Creo que estamos firmes en el concepto de que aquí
no hay un triunfador, el que gana es el equipo.
¿No has escuchado la frase de que este es el equipo de Víctor
Mesa?
Este es el equipo de Cuba, yo no hago nada aquí por mi cuenta. Lo
que sí te puedo decir es que hay un colectivo con mentalidad
ganadora. Jorge es un genio, capaz; Figueroa, un maestro; Primitivo
Díaz, inteligente y agresivo; Ángel Castillo, le cae atrás a la
victoria; Riscart, imprescindible en el pitcheo; Juan de Dios,
cauteloso; Cheíto, es la expresión de la grandeza. El médico, el
masajista, el psicólogo y los compañeros de la Dirección Nacional de
Béisbol, han sido especialistas, dirigentes y amigos. Este no es mi
equipo, yo soy un poquito de ellos, este es el equipo de Cuba.
¿El primer juego, el primer abridor?
Ya quieres que te diga el equipo, pero me permitiré un adelanto,
que ya lo he dicho: Ismel sigue siendo el primer abridor, frente a
Brasil, el día 3. Ese juego es el más importante, nos dará todo en
lo adelante. Sobre el calendario, creo que nos tocó la suerte de ver
a los rivales jugar primero, y de chocar con el fuerte en el tercer
desafío de la primera vuelta.
Si tuvieras que enviarles un mensaje público a los jugadores, a
los que ya no están y a los que vestirán los colores de la Enseña
Nacional. ¿Cuál sería?
A los que no están, que sientan en cada jugada, batazo o carrera
su aporte, que sientan el triunfo porque también será de ellos,
porque fueron imprescindibles. A los que estén frente al adversario,
que sean capaces de expresar las cualidades por las cuales fueron
seleccionados, que estén a la altura de sus compañeros y del
gigantesco compromiso que tienen con su pueblo.
Un mensaje para ese pueblo, para esa afición de alta exigencia y
de tanta sabiduría beisbolera.
Confíen en su equipo, en sus jugadores. El reto más grande de
ellos será cumplir con quienes noche a noche llenan los estadios,
con los que estarán de madrugada frente al televisor. La afición, el
pueblo, es la razón de ser de este equipo.