Antes de que el Capitolio abriera sus puertas este miércoles,
Hadiya Pendleton, una joven de 15 años que actuó en la investidura
del presidente estadounidense, Barack Obama, la semana pasada, fue
asesinada en un tiroteo en Chicago.
Pendleton estaba con sus amigos en el Parque Vivian Gordon Harsh
de un barrio de clase alta, cuando un hombre armado corrió por un
callejón y abrió fuego contra el grupo de jóvenes, para más tarde
huir en un automóvil, según detalles de la Policía citados por EFE.
Mientras, en Alabama, las autoridades intentaban liberar a un
niño de seis años que fue secuestrado por un hombre que además
asesinó al conductor del autobús escolar en el que viajaba el menor.
Al cierre de esta edición, la víctima se encontraba retenida en un
búnker en el sótano de la casa del sospechoso, Lee Dykes, un
exmilitar de 60 años, que ha sido definido por sus vecinos como "paranoide"
y "combativo", según indicó una fuente policial a ABC News.
Entretanto, al menos seis heridos dejó otro tiroteo en un
complejo de oficinas en el centronorte de Phoenix, capital de
Arizona, informa AFP.
Los peor es que este tipo de acontecimientos son cada vez menos
aislados. Se calcula que cerca de 11 mil personas mueren víctimas de
delitos con armas en ese país. En comparación, apenas 295 militares
fallecieron durante el combate en Afganistán durante el 2012.
Los recientes tiroteos en un cine en Aurora, que causó la muerte
de 12 personas, y el ataque a la escuela de primaria en Newton,
donde 20 niños perdieron la vida, han desatado un acalorado debate
sobre un endurecimiento del control sobre las armas que se instala
ahora en el Senado.
A esta primera sesión asistió la exdiputada Gabrielle Giffords,
dos años después de que un balazo le atravesara la cabeza durante un
acto público. Reportes de prensa indican que con grandes
dificultades para articular, tuvo suficiente claridad como para
conminar a sus excolegas a ser "valientes" para frenar la epidemia
de violencia armada.
Recibida por una sala repleta y en silencio, Giffords afirmó que
"hablar me es difícil, pero debo decir algo importante". "La
violencia es un gran problema, demasiados niños mueren, demasiados
niños", dijo, antes de agregar mirando a los senadores: "debemos
hacer algo".
"Tenemos que actuar. Sean valientes, sean valientes", reclamó
Giffords, apretando el puño y levantando la voz.
Por su parte, el director ejecutivo del poderoso lobby de
las armas, la Asociación Nacional del Rifle (NRA), Wayne LaPierre,
declaró también este miércoles ante el Congreso, llamando a "rodear
a los niños de una cobertura de seguridad" con la instalación de
guardias de seguridad armados en las escuelas.
Los propietarios de armas que cumplen con las normas —continuó—
no tienen que pagar las culpas por los violentos o los criminales
enfermos mentales. "No creemos tampoco que el gobierno vaya a
decirnos qué armas podemos tener según la ley o qué armas
necesitamos para defender a nuestra familia", agregó LaPierre, que
dirige la NRA desde hace 20 años y es un veterano de las audiencias
parlamentarias, destaca DPA.
Contradictoriamente, en Estados Unidos hay mayor regulación de
bebidas alcohólicas, tabaco, medicinas y hasta de juguetes que de
armas de fuego, donde para algunos —incluida la mayoría de la
Suprema Corte— el derecho del individuo a las armas está consagrado
en la Constitución.
PL agrega que en territorio estadounidense se calculan que hay
más de 310 millones de armas de fuego en poder de los civiles,
mientras mueren cada día por disparos de estos artefactos alrededor
de 85 personas.
El presidente Barack Obama auguró fuertes debates en el Capitolio
en este sentido, tras promulgar una orden ejecutiva de 23 medidas
para contrarrestar la espiral de violencia que vive la nación.
Además, según varios analistas, el gobierno de Obama sigue
adelante con la legislación para detener las muertes por la
violencia con armas, con especial énfasis en frenar el acceso a
rifles de alto poder y a cargadores de gran capacidad. Sin embargo,
no se presta igual atención a las pistolas ordinarias, que
representan la mayoría de las muertes por armas en Estados Unidos.
Si bien las matanzas múltiples conmocionan a la opinión pública
norteamericana —con la colaboración de los grandes medios que siguen
estos episodios como un reality show—, la verdadera y
mortífera guerra es la violencia armada en general, que a
cuentagotas desangra todo un país.