Alexis, aduanero experto en la técnica canina

El merecedor del Sello del Honor Aduanero cree que el perro es su mejor aliado en el enfrentamiento a la droga

JULIO MARTÍNEZ MOLINA

CIENFUEGOS.— Muy joven, Alexis Martell Salas ingresó en la Aduana General de la República. Corría 1988 cuando tuvo lugar su incursión en dicho ámbito laboral, y en diciembre próximo el trabajador de solo 42 años cumplirá 25 de permanencia en ese cuerpo, específicamente en el área de Técnica Canina.

FOTO: JUAN CARLOS DORADO Alexis, en su labor cotidiana en el Aeropuerto Internacional Jaime González, con su perro Johnny.

Evoca cómo el 24 de enero de 1961, a propuesta de Fidel, fue creada la Técnica Canina, con el fin de que estos ejemplares patrullaran el Escambray en la lucha contra bandidos y apoyaran el enfrentamiento a los primeros intentos de infiltraciones o salidas ilegales.

"Rápido —narra— me incliné por ese departamento, dada mi afición a los perros desde pequeño. Vi documentales donde se describía la labor de los aduaneros en la esfera y me impactaron. Supe que era el puesto a desempeñar por mí".

En virtud de su rectitud, del respeto que se ha ganado y la actitud ética observada durante el 2012 le otorgaron el Sello del Honor Aduanero, alta distinción conferida a colegas de una fecunda hoja de servicios.

Ha laborado en distintos sitios. Desde hace unos años —cuenta—, su actividad fundamental se divide entre el puerto de Cienfuegos y el Aeropuerto Internacional Jaime González.

El pasado miércoles, Alexis debía revisar un número mayor de vuelos que lo habitual en esta terminal. "En jornadas así, la precisión es básica; no puedes fallar", dice.

"Los perros, y en específico mi querido Johnny, están entrenados para no dejar entrar ni salir ninguna droga. Aquí, en el Jaime González, los canes me ayudaron a detectar a turistas con cigarrillos de marihuana; o bien consumiéndolos o en su equipaje de mano.

"Se trata de circunstancias en las que se demuestra con creces la fidelidad del aserto de que el perro es el mejor amigo del hombre. Sin exagerar, saben hasta cuando no me encuentro bien de ánimo o en un estado no óptimo de salud. Entonces te protegen más, intuyen que deben ayudarte", afirma.

Alexis recuerda su faena con Tropas Guardafronteras en altamar y la participación en la Operación Coraza Popular, en el 2009. "Fueron momentos intensos, pero ninguno se compara con el trabajo diario en un aeropuerto internacional, donde debes estar atento de forma permanente. La seguridad de muchos depende del quehacer de nosotros aquí", asegura este aduanero serio, tranquilo y muy honesto, quien aborrece el soborno y a aquellos que se dejaron corromper en determinada circunstancia.

"No es de extrañar que ante la detección de un delito como posesión de drogas, quisieran sobornar al aduanero. No dejarse conquistar por dinero alguno no es mérito, es justamente la tarea para la cual ocupamos esta responsabilidad. Pero si sucumbe al fraude, entonces más que un demérito constituye una traición", explica.

Y lo dice porque ha vivido esos intentos de soborno en un barco de bandera extranjera entrando a puerto y también en otras circunstancias. "Pero siempre he cumplido con mi tarea", afirma.

Y sentencia: "el desliz de pocos puede empalidecer la imagen de un colectivo, entre quienes no conocen ni el intríngulis ni el esforzado trabajo diario de un aduanero".

 

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