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UBPC Rigoberto Corcho
Solo el trabajo convierte en realidad los
sueños
Yusmary Romero Cruz
ARTEMISA.— A unos 20 kilómetros de la cabecera provincial, Edelia
María Machado e Isidro Armas, apoyados por un grupo de personas que
siempre confiaron en la viabilidad del proyecto que emprenden,
conquistan un anhelado sueño, aún cuando muchos los tildaron de
locos desde el primer intento.
El
traslado de ganado de la UBPC permitió hacer un mejor uso de la
tierra.
Hace más de tres años, este matrimonio hizo de la costa su
morada. Producto del esfuerzo y la dedicación de aquellos que no
creen en imposibles, 402 hectáreas de tierra perdidas entre marabú,
cobraron vida nuevamente.
Julio Armas, el padre de Isidro fue el principal promotor del
proyecto. "Un día le comenté a Reinaldo Espinosa —más conocido como
Upita— quien es el presidente de la UBPC Rigoberto Corcho, que
podíamos utilizar estas tierras para sembrar arroz. Hacía más de una
década que no visitaba el lugar, pero había cosechado arroz durante
varios años aquí. Unos días después ya estábamos en la costa".
"Contra la marea" le sacaron el máximo provecho a cada jornada.
"Al darnos cuenta de que no podíamos cosechar arroz, pues no
teníamos condiciones para regarlo, comprendimos que había que darle
uso a estas tierras y surge la idea de trasladar el ganado de la
UBPC hasta este sitio", comenta Armas.
En
el 2012 superaron sus compromisos, con una producción de 132 mil 546
litros de leche, más de 30 mil por encima de lo planificado.
Y a pesar de que la mayoría no les daban la más mínima esperanza
de hacer realidad algún proyecto, siguieron adelante. Tanto esfuerzo
no fue en vano. El pasado año lograron una producción de leche jamás
soñada en la historia de esta UBPC, cañera por excelencia, 132 mil
546 litros y el compromiso con la organización productiva era de
cien mil.
En tanto, entregaron al Balance Nacional más de 8 000 toneladas
de carne. "Cuando comenzamos nos propusimos muchas metas y el 2012
fue un año en que vencimos varios retos, fue una etapa de intenso
trabajo y grandes logros, por lo que decidimos ponerle por nombre a
la finca 54 Aniversario del Triunfo de la Revolución", afirma
Machado, quien siendo ama de casa y sin experiencia alguna en estas
faenas, apoyó a su esposo en tal empresa.
"No somos puramente ganaderos, las condiciones de aquí nos han
llevado a enfrentar estos compromisos con el estado", agrega.
Actualmente cuentan con 354 cabezas de ganado, 170 búfalos, 20
equinos, entre chivos y carneros tienen alrededor de 130, y
diversidad de aves (guanajos, patos, guineos y gallinas).
Además, a unos dos kilómetros de la vaquería desarrollan un
módulo porcino, un proyecto netamente natural ya que la cría va a
ser ecológica. El joven Odeyan Armas, se encarga de la tarea y
también se suma a las labores de ordeño. "Cuando consolidemos este
módulo, va a tener un impacto tremendo en la producción de la finca,
que es constante", asegura.
Como resultado de
arduas faenas
Pasada la 1:00 a.m., un tractor se encarga de recoger a una parte
de los trabajadores de la finca, de lo contrario no podrían llegar
hasta este intrincado lugar, donde nadie podría imaginarse que se
emprende un proyecto de tal magnitud.
Alrededor de las 2:00 a.m. comienza el ordeño. Héctor Álvarez,
está al frente de la vaquería y tiene bajo su tutela a cinco
jóvenes. A diario entregan alrededor de 350 litros de leche, incluso
han llegado a obtener hasta 500, con un total de 70 vacas en ordeño.
"Es un reto estar al frente de un colectivo tan joven, ya que
generalmente se pasa trabajo para vincularlos a estas actividades
que requieren constancia y esfuerzo. Sin embargo, los muchachos que
aquí laboran son sumamente responsables y enfrentan un trabajo para
nada fácil", explica.
Este año tienen un plan de entrega a las bodegas de 97 mil 820
litros, que de seguro cumplirán, pues según comentan hasta con la
luz del tractor o las conocidas "chismosas" han ordeñado las vacas,
"nunca olvidamos que siempre hay alguien que depende de nosotros
para alimentarse".
Machado y Armas saben cómo enfrentar condiciones adversas con tal
de hacer realidad un propósito común. Casi dos años estuvieron
viviendo sin corriente eléctrica en un pequeño bohío, y nunca
desistieron. Ya han renunciado a viajar juntos al pueblo las pocas
veces que pueden, pues al menos uno de los dos tiene que quedarse al
frente de esta distante finca. Con la voluntad como premisa y el
apoyo de los ocho trabajadores vinculados directamente a la
producción que se trasladan a diario hasta este lugar siguen
construyendo sueños.
"Todavía no hemos terminado, no abandonamos la idea de cosechar
arroz que fue lo que nos trajo aquí". Por tal razón en la presente
etapa sembrarán unas 130 hectáreas de arroz semilla, lo que
garantizará las producciones del cultivo, de quienes se acojan al
decreto ley no. 300.
Seguirán centrando su accionar además en los renglones que se han
propuesto potenciar. Como parte de la diversificación de
producciones que queremos consolidar, fomentaremos la producción de
leche, la ceba de toros, carneros y búfalos, el desarrollo equino y
porcino, así como la cría de aves, sostiene Machado.
Si de
integralidad se trata
Este es tan solo uno de los proyectos que desarrolla la UBPC, la
mejor unidad de la provincia en rendimiento cañero, que cerró la
zafra 2011-2012 con una producción de 65 toneladas por hectárea y
aspira alcanzar las 70 en la presente contienda.
La técnica vale lo que el hombre que la maneja, asegura Upita, su
presidente, quien en los últimos siete años ha estado al frente de
su colectivo y no solo ha destinado sus esfuerzos al avance del
objeto social de la misma, como muestra de cuánto puede hacerse
cuando se pone empeño en cada tarea.
La UBPC cuenta con tres bancos de semilla de caña, lo que permite
rescatar el desarrollo de la agricultura cañera; un proyecto de
frutales con una mini-industria, donde se elaboran dulces,
mermeladas, pulpas, puré de tomate, entre otros.
Desde el 2006 conformaron una brigada de construcción con el fin
de reparar y construir viviendas para los trabajadores. También
tienen planificado el montaje de una fábrica de aceite.
"A cada proyecto yo le pongo la vida, ya que el hombre que
respeta el trabajo se respeta a sí mismo", afirma Upita. Y al
referirse a una de las principales tareas a las que se ha
consagrado, no puede dejar de mencionar la finca de la costa y añade
que "dicha unidad se convertirá en toda una fortaleza económica". De
constancia y entrega disponen para hacer realidad tal predicción. |