Prohibido olvidar

LAURA BÉCQUER PASEIRO

"Un cambio no lo hace solo una persona, lo hace un equipo, lo hacemos todos", reza un eslogan del gobernante Movimiento Alianza PAÍS (AP), que con el actual presidente Rafael Correa y el ministro coordinador de los Sectores Estratégicos, Jorge Glas, se presenta como la opción de la Revolución Ciudadana a las elecciones presidenciales y legislativas del próximo 17 de febrero.

Fórmula presidencial por el Movimiento Alianza PAÍS.

El binomio Correa-Glas apuesta por la consolidación de dicho proyecto social para dar continuidad a los avances de los últimos seis años.

El propio Correa dijo que ganar la Presidencia no es el único objetivo, sino que se debe apuntar a la Asamblea, y precisó que contar con la mayoría parlamentaria es vital para sustentar los planes de la Revolución Ciudadana.

Otro desafío —agregó— es erradicar la pobreza mediante la redistribución de las riquezas, pues "solo con el poder político en función de las grandes mayorías es posible cambiar esa realidad".

Con ese fin delineó el proyecto gubernamental para un nuevo mandato. Son diez objetivos o "revoluciones" como las calificó (a los cinco iniciales se les suman otros cinco), que incluyen esferas como la económica, la social y la cultural. Abarcadores ejes que se contraponen a las propuestas del resto de los binomios con los cuales se enfrentarán.

En intención de voto, el más cercano a AP es el exbanquero Guillermo Lasso, aspirante por el Movimiento CREO (Creando Oportunidades), corriente política de derecha recién fundada (enero del 2012). Lasso ha planteado un "reajuste" de la política exterior. Este postulante, sobre el que pesan acusaciones de filtrar información de inteligencia a la embajada de EE.UU. en Ecuador, dijo que priorizará los acuerdos comerciales con Europa y Estados Unidos y que apoyaría el fortalecimiento de la Organización de Estados Americanos (OEA), en detrimento de los procesos de integración regional de América Latina y el Caribe como la CELAC y el ALBA.

Otro de los que se mueven en esa cuerda es Lucio Gutiérrez, expresidente derrocado y que en una ocasión refirió que "Ecuador deseaba convertirse en el mejor amigo y aliado de EE.UU.". El candidato por el Partido Sociedad Patriótica —cuya creación está relacionada con el derrocamiento en el año 2000 del presidente Jamil Mahuad— calificó el ALBA como "club ideológico y chistoso". Durante su mandato (2003-2005) fue acusado de traicionar a las clases desfavorecidas por aliarse con los partidos conservadores, preservar el modelo económico-liberal y dar alas al nepotismo y la corrupción.

Se incluyen en la lista electoral el hombre más rico de Ecuador, el empresario Álvaro Noboa, aspirante por el Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN), de ideología neoliberal.

A estos comicios también se presentará el economista Alberto Acosta, representando a la Unidad Plurinacional de las Izquierdas, coalición de partidos políticos y movimientos sociales creada en el 2011. Sus fundadores apoyaron en un momento a Correa y a la Revolución Ciudadana, pero luego tomaron distancia.

Otros que competirán son el pastor evangélico Nelson Zavala por el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), de centroderecha; los abogados Mauricio Rodas por Sociedad Unida Más Acción (SUMA) y Norman Wray por Ruptura 25, movimiento que también se escindió de la AP; todos estos mucho más alejados en los sondeos.

Respecto a las particularidades de este proceso electoral, el periodista ecuatoriano, Ilitch Verduga, declaró a Granma que "el ente constitucional conductor del proceso es el Consejo Nacional Electoral, cuyos miembros no surgieron de los propios partidos políticos, como era en el pasado, sino de una nueva forma de distinción sustentada en la acción de Comisiones Ciudadanas de Selección integradas por delegados de las funciones del estado y de la ciudadanía".

Sobre la presión mediática contra Correa, el reportero del diario El Telégrafo explicó que "las elecciones le brindan la oportunidad a la mediocracia ecuatoriana como sujeto político ilegítimo, de seguir interviniendo en todo el proceso electoral, a favor de los candidatos de la banca y la oligarquía".

Sin embargo, la derecha ecuatoriana —histórica expoliadora de los recursos del país— no ha logrado encontrar una fórmula que siquiera se acerque a la popularidad de Correa. Pero, sobre todo, se ha creado la conciencia general de que una vuelta al neoliberalismo podría ser fatal en las actuales condiciones de Ecuador y en su papel de vanguardia que ha alcanzado en los últimos tiempos.

Planteadas están ya todas las opciones políticas que se enfrentarán el próximo 17 de febrero. Y, como reafirma el presidente Correa en todos sus discursos, el pueblo ecuatoriano tiene "prohibido olvidar" en esta nueva etapa de su historia.

 

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