El
ron cubano Varadero llegó a Bolivia en los últimos días con la
intención de hacerse un lugar, como otras marcas conocidas de la
isla antillana, según la edición digital de hoy de El Informador
Boliviano.
Producido en las destilerías de la oriental ciudad de Santiago de
Cuba, el Varadero mezcla la tradición de los maestros roneros
cubanos con el mejor alcohol salido del jugo de la caña de azúcar,
en una combinación que data de varios siglos.
Un artículo firmado por Ricardo Mamani Apaza elogia las bondades
de la bebida, en sus modalidades de Silver Dry, Varadero 3 años,
Varadero 5 años y Varadero 7 años, llegados al país del altiplano a
través de la empresa de Martín Bustillos.
De acuerdo con el referido sitio digital, el primer lote
importado supera las 14 mil botellas, en proporciones equilibradas
entre los cuatro tipos mencionados y lo mismo se podrán adquirir al
por mayor que por unidades en la mayor parte del territorio
boliviano.
Según El Informador Boliviano, "con esta variedad de rones se
pueden preparar una gran cantidad de cócteles y de sofisticados
tragos tropicales que disfrutará en momentos de esparcimiento, solo
o acompañado, y le permitirán apreciar el sabor exclusivo de
afamadas bebidas cubanas que han conquistado el mercado mundial".
En el mercado boliviano pueden encontrarse otros rones cubanos,
entre ellos el Havana Club, desde aquellos con tres años de
añejamiento hasta el llamado Selección de Maestros.
La historia de los rones cubanos está ligada a la conquista y
colonización de los países de la región, incluso se dice que las
primeras plantaciones de caña de azúcar llegaron de la mano de
Cristóbal Colón en su segundo viaje al llamado Nuevo Mundo,
procedentes de las Islas Canarias.
Luego, el clima y las fértiles tierras de Cuba hicieron que las
plantaciones cañeras se extendieran por todo el país y los esclavos
que trabajaban en los trapiches descubrieron que con la fermentación
del jugo de la caña se conseguía una bebida capaz de alegrarles la
vida y quitarles la fatiga de largas jornadas de trabajo.
Con el tiempo, el llamado aguardiente se fue perfeccionando y dio
lugar a diferentes y reconocidas marcas de rones, muchas de ellas
reconocidas en muchos lugares del mundo.