ASUNCIÓN, 8 de
enero.— El fiscal paraguayo Jalil Rachid, quien tiene a su cargo la
investigación del sangriento desalojo de junio pasado en Curuguaty,
admitió públicamente que la acusación contra 14 campesinos, dos de
ellos menores de edad, como presuntos responsables de la matanza, se
realizó sin escuchar las declaraciones de los campesinos.
Rachid, recusado sin éxito por la defensa debido a su relación
personal con la familia del latifundista propietario del terreno
donde murieron 11 campesinos y seis policías durante el desalojo,
sorprendió al alegar que los labriegos no se presentaron a declarar
por riesgo para sus vidas.
Los sucesos de Curuguaty fueron la excusa para realizar un juicio
político en el Congreso y que derivó en la sustitución del
presidente constitucional de la nación guaraní, Fernando Lugo.