"Toda mi actuación tiene sus raíces en el legado de los
cimarrones, más ahora que contamos como ciudadanos en la Venezuela
bolivariana y se va configurando un mapa político en América Latina
y el Caribe que favorece a los que antes no teníamos espacio. La
rebeldía de nuestros ancestros nos inspira a pelear y construir
posibilidades reales de realización individual y colectiva".
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Estos ejemplares de la fauna africana
están construidos a partir de envases plásticos desechados.
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Esa es la filosofía de Ignacio Laya, biólogo, comunicador y
activista social del movimiento afrodescendiente venezolano, quien
desde el estado de Vargas llegó al Taller Afrolatinoamericano de
Antropología Social y Cultural, organizado por la Casa de África de
la Oficina del Historiador de la Ciudad en la capital cubana, a
confrontar sus experiencias.
Laya ha desempeñado un activo papel por décadas en la lucha
contra la discriminación racial en su país y en medio del proceso de
la Revolución Bolivariana lidera la Fundación Cátedra Flotante y
destaca por su participación en la Cátedra Libre África.
"Esta última —explicó—, creada en el 2010, se propone difundir la
historia afrovenezolana y afroamericana, fomentar el intercambio con
instituciones académicas de África y América, pero sobre todo lograr
que los aportes de los descendientes de africanos, y esa gran
población mestiza, cobren conciencia de los valores culturales y
éticos heredados. Para ello es básico el trabajo que desarrollamos
con las universidades venezolanas y la Misión Sucre, pero también la
actividad en las bases comunitarias. Las principales coordinaciones
parten de los ministerios para la Educación Universitaria y de
Relaciones Exteriores, organismo este donde el compañero Reinaldo
Bolívar, viceministro que atiende la región africana, ha puesto su
empeño personal".
Justamente la participación de Laya en el Taller habanero debe
abrir nuevos horizontes: "Nos interesa la manera en que ustedes
preservan la memoria histórica y, de modo particular, el trabajo con
el programa La Ruta del Esclavo y la red de museos. Resulta ejemplar
la labor de la Fundación Fernando Ortiz y la Casa de África".
En el orden de los ofrecimientos, Laya contó: "Tal vez pueda
interesar compartir lo que en la Cátedra Flotante hacemos en Vargas.
Ustedes saben que uno de los problemas más agudos es la
contaminación ambiental. En nuestras comunidades muchas veces no
tenemos desarrollada una cultura del reciclaje. Los desechos
plásticos constituyen una de las fuentes contaminantes más dañinas.
Pueden permanecer cientos de años colapsando las redes de drenaje y
ejercer una acción letal sobre la biodiversidad acuática".
"Nos dimos a la tarea a nivel local de reutilizar los envases
plásticos como materia prima para la manufactura de artesanías
—precisó. Son pequeñas esculturas que reproducen ejemplares de la
gran fauna africana, con lo que al mismo tiempo se logran
colecciones de contenido didáctico. De tal manera, hemos echado a
andar un proyecto de ecología social, cuyo alcance tendrá un mayor
impacto en el futuro".