Enrique
Collazo lo describe como un hombre "... pequeño de cuerpo, delgado;
tenía en su ser encarnado el movimiento; grande y vario su talento,
veía pronto y alcanzaba mucho su cerebro; fino por temperamento,
luchador inteligente y tenaz que había viajado mucho; conocía el
mundo y sus hombres; siendo excesivamente irascible y absolutista,
dominaba siempre su carácter convirtiéndose en un hombre amable,
cariñoso, atento, dispuesto siempre a sufrir por los demás; apoyo
del débil, maestro del ignorante, protector y padre cariñoso de los
que sufrían; aristócrata por sus gustos, hábitos y costumbres, llevó
la democracia hasta el límite. Era muy nervioso, un hombre ardilla;
quería andar tan de prisa como su pensamiento, lo que no era
posible".
Martí, apunta Gonzalo de Quesada y Miranda, era de vestir modesto
pero pulcro. Su traje y su corbata eran negros, en símbolo de luto
por la Patria esclava. Usaba también un anillo de hierro hecho de un
pedazo de cadena que llevó cuando era el preso 113 en que estaba
grabada la palabra Cuba. Se destacaba por su amabilidad, por sus
modales, por su verbo y su mirada.
Su amor por los niños era en él una cualidad especial. Encontraba
gran placer en escribir para ellos, contarles de las maravillas de
la naturaleza, y narrarles anécdotas y episodios de las luchas de
los próceres de nuestra América.
Trabajador infatigable, la magnitud de su obra escrita, la
belleza de su extenso epistolario. Sus escritos revolucionarios, sus
versos, sus discursos, su intenso peregrinar patriótico lo sitúan
entre los excepcionales hombres de su tiempo. Orador brillante,
estremecía el auditorio por el profundo contenido de sus palabras,
que cortaban el aire como tajo de machete, logrando despertar en
todos una admiración que agigantaba su figura y provocaban en el
público emociones que adornaban las caras en muchas ocasiones con
lágrimas de amor y orgullo que hacían vibrar los corazones cubanos.
Su resquebrajada salud motivada por las huellas del presidio no
le impiden cumplir con su deber. Logra con esfuerzo, resistencia y
sacrificio, sobreponerse constantemente a las limitaciones que le
imponía su propia vida, de lo que es ejemplo, la proeza
extraordinaria que realiza entre espinales y pedregales, vadeando
ríos y escalando montañas en la manigua redentora luego de una
tortuosa travesía en bote hacia las costas cubanas en abril de 1895.
Patriota de sobresalientes cualidades entre las que el valor, el
desinterés, la dignidad, la fidelidad y el optimismo alcanzan
límites infinitos, no descansa en su ardiente tarea de emancipación
de Cuba la que siempre tendrá dentro de su gran patria americana, un
destacado lugar.
Intelectual integral por sus firmes posiciones en defensa de los
mejores valores de la cultura universal y especialmente la de
nuestra América. Por el estilo incomparable de sus escritos,
traducciones, poemas, críticas artístico-literarias, y por la
valentía en su labor periodística se le reconoce no solo como un
hombre extremadamente culto, sino como un intelectual comprometido
con su causa.
Revolucionario convencido de sus ideales, de inclaudicables
principios y de una proyección ideológica sin comparación en el
continente logra por su sensibilidad y aguda visión política
vislumbrar el peligro imperialista que se cierne sobre nuestras
tierras y con sus incuestionables dotes de organizador y guía funda
un Partido para la acción, un Partido de firmes bases patrióticas e
internacionalistas: el Partido Revolucionario Cubano.
Hombre en su sentido más universal, alcanzó las fronteras de lo
mejor de lo humano. Su altísima moral, su decoro, su sincero sentido
de la amistad, su honor, su carácter, su honradez a toda prueba y su
ejemplar conducta tanto pública como privada lo convierten en un
Modelo para todas las generaciones de cubanos. Así fue, es y será
para siempre, el Autor Intelectual del Asalto al Cuartel Moncada,
nuestro Héroe Nacional, el Apóstol de nuestra Patria: José Martí.