Su legado se expresa en la cubanía que impregnó a sus trabajos,
en la fantasía que desplegó en sus diseños y en la inteligencia con
que supo saltar por encima de eventuales precariedades materiales
para hallar soluciones válidas y convincentes.
Un nutrido grupo de compañeras y compañeros de las instituciones
en que laboró y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC)
despidió en la Necrópolis de Colón el pasado sábado 29 a Otto, quien
había fallecido la víspera víctima de una prolongada dolencia
cardiovascular a los 76 años de edad.
Desde la década de los sesenta realizó decenas de diseños
escenográficos y de vestuario para el Ballet Nacional de Cuba, el
Teatro Lírico Nacional, el cabaret Tropicana (donde colaboró
estrechamente con el maestro Santiago Alfonso) y el Ballet de
Camagüey, compañía esta a la que se unió en los momentos de su
fundación.
En 1990 obtuvo el primer premio en el Concurso de Diseño
Escenográfico Rubén Vigón y fue condecorado con la Distinción por la
Cultura Nacional y la Medalla Alejo Carpentier.
Durante los últimos años se contó entre los principales
animadores de Arte y Moda, no solo con sus imaginativos trabajos
sino también alentando a los más jóvenes diseñadores a relacionarse
e interpretar las propuestas de las artes plásticas de esta
singularísima pasarela.