¿A quién no le gustaría tener un catalejo para ver el futuro?
Tratar de acercar y desentrañar el horizonte, como lo intenta el dúo
Buena Fe en uno de sus tantos temas posicionados entre los jóvenes.
Lo que está por venir, el mañana, lo que nos depara la vida o
sencillamente lo que anhelamos, son temas recurrentes de las
tertulias familiares o de amigos en estos días de año viejo o nuevo.
Se pasa revista a los 365 días transcurridos, pero sobre todo se
piensa mucho en esa suerte de carrera de resistencia que comienza
cada primero de enero.
Si tenemos en cuenta los cambios que la economía y la sociedad
cubana experimentaron en el 2012, a la luz de la actualización y de
la implementación de una parte importante de los 313 Lineamientos
aprobados en el VI Congreso del Partido, entonces hay motivos
suficientes para pensar que el 2013 será un año superior, movido, de
pasos más sólidos y de amplias expectativas sobre el rumbo y el
futuro de la Patria. Añadan el anuncio gubernamental de que el Plan
de la Economía Nacional para el próximo año se elaboró con una mayor
previsión e integralidad.
Gracias a esa labor de planificación (entendida ahora como la
conciencia de la Economía), también se nos ha informado que el
Producto Interno Bruto (PIB) del país crecerá un 3,7 % en el 2013. A
pesar de la crisis económica internacional de la que Cuba no escapa,
los servicios sociales mantendrán los parámetros del año que
culmina; la economía material debe crecer en 5,4 %; el suministro de
electricidad debe aumentar en un 2 %, mientras que el plan de
construcciones debe incrementarse en un 20,8 %.
La última reunión del Parlamento le trajo a la opinión pública
nacional otros pronósticos alentadores: en el 2013 el turismo puede
superar por primera vez los tres millones de visitantes; la
producción de petróleo aumentará un uno por ciento; el transporte de
pasajeros nacionales se incrementará en 10,1 %; mientras que las
inversiones serán superiores en un 34 %, respecto al estimado en el
2012. En consecuencia, se prevé que la productividad del trabajo
aumente un 2,6 % (y un uno por ciento para los trabajadores del
sector no estatal).
Pero esos números no se conseguirán por obra y gracia de los
cálculos y de la bitácora del plan económico. Somos los habitantes
de esta isla quienes tienen que hacerlos realidad. Retos sobrarán en
el 2013: el principal, la producción de alimentos; pero también el
desarrollo y mantenimiento hidráulico; la producción y venta de
materiales de construcción destinados a fabricar y reparar
viviendas; y la creación de un mercado mayorista, encaminado a
mejorar las formas de gestión no estatal.
Atendiendo a nuestras necesidades, la lista de retos es amplia y
deriva a todas las actividades económicas. Además del riguroso
cumplimiento de los planes, el país también necesita,
imperiosamente, seguir avanzando en el cambio de mentalidad de sus
cuadros y de los trabajadores de manera general. No se alcanza un
crecimiento de 3,7 % del PIB si la mentalidad de quienes dirigen los
procesos económicos no evoluciona de manera proporcional a los
cambios. Y ese tema —la evolución del capital humano— no está
calculado en los planes económicos, pero sí es una necesidad del
desarrollo social.
En el 2013 todos los que queremos a Cuba estamos convocados a
empujar unidos el carro de la economía, sorteando trabas y limpiando
el camino de todo estancamiento e inmovilismo... Asumiendo de una
vez —como advirtió Graziella Pogolotti desde La Jiribilla— que "el
pensamiento burocrático, paralizante, y en última instancia de
esencia reaccionaria, representa un obstáculo objetivo para la
salvaguardia y el porvenir del proyecto revolucionario". No es cosa
fácil extirparlo, pero mientras más avancemos en socializar las
decisiones económicas y políticas, habrá menos burocracia.
Sobre estos temas, la evolución de la mentalidad y la
obsolescencia del burocratismo inmovilista, tendremos que seguir
reflexionando desde la tertulia familiar, el debate laboral... ,
hasta las discusiones parlamentarias. Porque ese es otro de los
grandes retos que se atisban para el año próximo. Socializar más las
decisiones implica también revolucionar nuestros espacios de
participación, superando apatías y esa falsa unanimidad que el
propio compañero Raúl nos ha llamado a desterrar. Al cubano le sobra
formación educacional y política para asumir que Unidad no es
sinónimo de unanimidad. Para muestra, un botón: la discusión popular
de los Lineamientos.
Si cada uno de nosotros se lleva ahora mismo un catalejo a la
altura de los ojos, tendremos sin duda un horizonte tan amplio como
heterogéneos somos los cubanos. Vamos a ver a un pueblo que estrena
enero tratando de entender, asimilar y cumplir nuevas obligaciones
tributarias. Observaremos con muchas expectativas el nacimiento de
las primeras cooperativas no agrícolas y sus posibilidades como
fuentes de empleo y reanimación de importantes servicios y
actividades económicas. Desearemos que eficiencia y calidad anclen
raíces en servicios públicos vitales como la salud, la educación y
el transporte...
Y oteando más allá de la economía, el catalejo nos llevará a un
2013 donde quisiéramos más salsa y música bailable que reguetón
insano; una actuación más convincente de nuestros peloteros en el
Clásico Mundial de Béisbol; una mayor cantidad de cubanos que salgan
a conocer el mundo y regresen a la Patria a contarnos sus
experiencias... ; ver realizado el sueño de la colega que escribió
en Facebook "no sé por qué me parece que el 2013 será un año para
recordar", y generó de inmediato decenas de respuestas, entre ellas
una que reza: "tengo un catalejo por donde Cuba se ve... "