Jara, mas no su arte revolucionario, estuvo entre las primeras
víctimas de la dictadura. A 39 años de aquellos acontecimientos, la
justicia parece finalmente destinada a derrocar la impunidad.
Un magistrado de la Corte de Apelaciones de Santiago, Miguel
Vázquez, encausó este viernes a siete exoficiales chilenos por ser
autores y cómplices en el asesinato del cantautor, muerto cinco días
después del golpe de Estado.
En declaraciones a PL, el abogado querellante en el caso, Nelson
Caucoto, quien representa a la familia de la víctima, afirmó que el
gran desafío es llegar a la condena y dijo estar consciente de los
obstáculos que se avecinan.
"Hay evidencias suficientes para que sean condenados", expresó el
letrado, quien a nombre de la familia de Jara manifestó satisfacción
porque luego de casi 40 años se pueda llegar a desenmascarar toda la
verdad de los hechos y los responsables sean enjuiciados.
Caucoto calificó de paso trascendental las órdenes de arresto
emitidas, luego de una pesquisa que definió como muy compleja, ya
que se investigaron sucesos de hace más de tres décadas.
Los acusados como autores del crimen son: Hugo Sánchez y Pedro
Barrientos, en tanto Roberto Souper, Raúl Jofré, Edwin Dimter
Bianchi, Nelson Hasse Mazzei y Luis Bethke Wulf son los cómplices.
El juez dictaminó el arresto internacional de Barrientos, por
encontrarse fuera de Chile, y la conducción del resto del grupo al
Primer Batallón de Policía Militar.
El proceso judicial que se avecina abordará uno de los capítulos
más oscuros del pasado chileno, sobre el cual todavía existen muchas
interrogantes.
Tras la asonada golpista del 11 de septiembre, la entonces
Universidad Técnica del Estado fue cercada por tropas del Ejército,
que ocuparon el recinto y apresaron a estudiantes y profesores
—entre ellos Jara—, quienes fueron conducidos al Estadio Chile, que
fue convertido en un centro de la muerte.
Antes de morir, el cantante y militante comunista fue sometido a
torturas por varios días. Testigos contaron cómo un subteniente
comenzó a jugar a la ruleta rusa con su revólver apoyado en la sien
de Jara. De esa manera salió el primer tiro mortal que impactó en su
cráneo. Luego, oficiales del Ejército le dispararon 34 balazos y
botaron su cuerpo a la calle.
Su cadáver fue hallado junto a otros tres cuerpos en las
cercanías del Cementerio Metropolitano días después, víctima de
diversos impactos de bala, según los exámenes médicos realizados.
En mayo del 2009, la Corte de Apelaciones de Santiago ratificó el
encarcelamiento de José Adolfo Paredes, un soldado que participó en
la tortura y asesinato del artista.
Paredes, quien tenía 18 años de edad cuando ocurrió el crimen,
confesó su participación en los hechos y confirmó que al cantautor
le cortaron las manos antes de asesinarlo, hecho con el cual
intentaron hacer ver que silenciaban su música.
La figura de Víctor Jara es un referente latinoamericano de la
canción protesta, de fuerte compromiso político y social.