Oportuno resulta recordar, como reflejara Granma el 4 de 
			octubre en el reportaje Segundo Frente trabaja para devolverle la 
			vitalidad a sus cafetales, el impulso que acorde con el 
			Lineamiento 194, de la Política Económica y Social aprobada en el 
			Sexto Congreso del Partido, brindan a este cultivo sus 42 
			estructuras productivas. 
			Dirigido a revertir el inadmisible decrecimiento del importante 
			rubro exportable, el esfuerzo de hombres y mujeres contagiados por 
			el infatigable especialista Ernesto Bueno Mengana, había logrado en 
			los tres últimos años rehabilitar 696 hectáreas, y renovar 1 696 con 
			el máximo rigor tecnológico. 
			Realmente nunca había lucido tan bonito el lomerío, al exhibir 
			intercalados entre hileras de cafetos en ciernes los más variados 
			cultivos de viandas, granos y frutales, libres de malezas y bajo la 
			fresca temperatura proporcionada por la sombra y la humedad 
			reinantes. 
			La dirección de café del Ministerio de la Agricultura designó a 
			la Empresa Agropecuaria y Forestal Sierra Cristal, para mostrar la 
			validez del proyecto en un taller nacional programado para mediados 
			de diciembre, sin sospechar que en la madrugada del 25 de octubre 
			todo quedaría sepultado bajo los cientos de árboles derribados sobre 
			los cafetales. 
			La destrucción parecía echar por tierra el encuentro, pero al ver 
			al día siguiente a jefes, campesinos y trabajadores, abriendo 
			brechas entre gajos y troncos para recoger tres mil latas en duras 
			condiciones, y conocer su disposición de recuperarse de inmediato, 
			el ingeniero Alexis Legrá Calderón, director Nacional de Café y 
			Cacao expresó que además de exponer el dominio adquirido en el 
			desarrollo del proyecto, mostrarían algo que hace mucha falta hoy, 
			como es la disciplina, el sentido de responsabilidad y el espíritu 
			de lucha de esta histórica serranía frente a las adversidades. 
			
			Aunque cualquiera de las UBPC, cooperativas agropecuarias o de 
			crédito y servicios, productores individuales y granjas de las FAR y 
			el MININT, podría demostrar que todas las formas productivas dan 
			café, acertado resultó escoger a la finca La Carolina del joven 
			productor Wilber Sánchez Carbonell, para iniciar el intercambio. 
			Desde hacía 13 años la finca de su fallecido suegro permanecía 
			abandonada, hasta que el 17 de noviembre del pasado año el técnico 
			en sistemas eléctricos dejó atrás su natal Mayarí Arriba, y decidió 
			subir a la montaña para transformar las 16 hectáreas infectadas de 
			maleza. 
			"Yo no sabía nada de café —confesó Wilber al auditorio—, pero 
			veía cómo mejoraban las áreas renovadas, y bajo el asesoramiento de 
			Ernesto Bueno empecé a dar machete para limpiar, a hacer las cosas 
			como me explicaban. Así, después de tantos años sin entregar una 
			sola lata de café al Estado me planificaron 80 y aporté 160. 
			"Sandy fue el otro reto —agrega—, porque ya empezaba a ver el 
			resultado del trabajo y me lo destruyó todo. Pero tenía un 
			compromiso con la familia y conmigo mismo, de ahí que sacamos los 
			palos, enderezamos cada matica virada, repusimos las trozadas y 
			continuamos recuperando el café simultáneamente con la producción de 
			alimentos". 
			De cero igualmente partió la granja del Ministerio del Interior 
			con sus 54 admirables hectáreas localizadas en Concepción, donde su 
			administrador Carlos Legrá Pileta señala que sobre la marcha fueron 
			aprendiendo la técnica de renovación del café y aplicación del 
			pluricultivo con las viandas, granos y frutales. 
			"Esto es lo que hace falta hacer en las nueve provincias 
			cafetaleras, el país no puede seguir comprando café, necesita que la 
			gente trabaje con este rigor, con disciplina y mediante un sistema 
			que asegure la renovación, el sellaje en las plantaciones, el 
			intercalamiento, y otros aspectos que no andan bien", precisó Alexis 
			Legrá. 
			Al decir de Ernesto Bueno todos los participantes conocen de 
			café, pero el programa exige audacia y consagración, la debida 
			capacitación y el estricto control de cada actividad, para dominar 
			cuántas matas poseen, la cantidad de árboles, el estado de los 
			viveros, el dinero invertido, los ingresos y el aporte a la 
			economía. 
			Después de varias cosechas de estimados inciertos por ese camino 
			enrumbó la UBPC La Juba, y como expresión del sostenido trabajo 
			acometido en sus áreas el jefe de producción, Alcibiades Betancourt 
			Serrano refiere que hasta los cafetos con dos años contribuyeron en 
			las 6122 latas con que cumplieron el plan fijado en 5 500. 
			"Ese es el ambiente que predomina en nuestros más de mil 
			productores —aseguró Enio Cuba Samé, jefe de café en la empresa 
			anfitriona—, la gente no quiere salir del campo y junto a ellos está 
			la dirección de nuestra entidad, como sucedió tras la afectación con 
			la recogida de café". 
			Impregnadas de ese sano orgullo aguardaron a los visitantes la 
			administradora de la UBPC Tumba Siete, Magalys Jardines Gondres, y 
			la jefa de producción de la Finca Mícara, Yolisbeydis Salazar 
			Moracén, para reafirmar las bondades de la rehabilitación y la 
			tecnificación acometida el pasado año en cuatro hectáreas. 
			Consideradas entre las mejores de Cuba se trata de un regalo para 
			la vista y el sentir de cualquier caficultor, donde el 95 % del café 
			acopiado clasificó de primera, cualidad demandada por el país para 
			garantizar un grano de calidad exportable, ya que la media nacional 
			apenas ronda el 55 % del cerezo procesado. 
			"Es indudable que están trabajando fuerte, con seriedad y amor, 
			para alcanzar las 350 latas que se proponen por hectárea, el cafetal 
			refleja lo que hace el hombre", consideró Ricardo Matos Guilarte, 
			seleccionado por sus resultados en el municipio guantanamero de 
			Maisí como el mejor productor de café oro en la nación. 
			
			La proeza de los caficultores del Segundo Frente al sacar de sus 
			plantaciones los árboles derribados por el ciclón, concluir la 
			cosecha y recuperar los cafetales para acoger a los mejores 
			exponentes del cultivo en la nación, consolida sin duda alguna el 
			ejemplo que ya venían mostrando en el programa de recuperación 
			integral. 
			Según el ingeniero Legrá Calderón, el resto del país aún está 
			lejos de compararse con este municipio, ya que sobre todo en 
			provincias del centro y occidente aún se mantienen muchas 
			plantaciones sin renovar, áreas despobladas, problemas con la 
			producción de posturas y la calidad del grano. 
			En igual sentido insistió en la necesidad de elevar el manejo en 
			los cafetales y cosechas, de mejorar las variedades, extremar la 
			aplicación del manual de enfrentamiento a plagas como la broca e 
			incrementar la cultura de saneamiento a las plantaciones mediante la 
			aplicación de medios biológicos. 
			A tono con el taller desarrollado informó que a partir del día 9 
			del venidero mes de enero, se desarrollarán acciones de capacitación 
			similares en las 32 empresas cafetales cubanas, para incorporar dos 
			mil productores de avanzada a este programa, cuyas fincas deben 
			convertirse en escuelas para el resto de los caficultores. 
			"Nuestros productores aportan el 75 % del café en Cuba 
			—enfatizó—, y como campesinos se garantizan por la vergüenza y 
			consagración al trabajo, de ahí que estamos seguros de llegar al 
			2020 con la consolidación del programa de desarrollo cafetalero que 
			para sustituir importaciones nos ha pedido la dirección del país".