Mensaje equivocado

El primer ministro británico, David Cameron, aconsejó a los habitantes de las Islas Malvinas que aprovecharan "el referéndum para enviar un mensaje definitivo a la comunidad internacional sobre su futuro como territorio británico". Cameron reconoció su anhelo de que los malvinenses voten a favor de mantener sus vínculos con Reino Unido en la consulta que se realizará en marzo venidero para refrendar su estatus.

Monumento a las víctimas de la guerra que enfrentó a Reino Unido y Argentina por la soberanía de las Islas en 1982.

Escudándose en el derecho de los isleños de decidir su futuro, Cameron ha montado una campaña confiado en que los habitantes de estos territorios optarán por la tutela británica. Si, según el premier, "ningún país puede negarles el derecho a la autodeterminación", entonces ¿por qué la presión? ¿No son los malvinenses dueños de su destino? ¿No es esta también una forma de ignorar los derechos de esos pobladores?

El político británico acusó también a la presidenta argentina, Cristina Fernández, de "tergiversar" la verdad, y calificó de "penoso" la conducta del Gobierno argentino hacia el archipiélago del Atlántico Sur, ocupado por el país europeo desde 1833 y cuya soberanía reclama Buenos Aires.

La verdad, o más bien, la realidad, es que desde los orígenes del conflicto, la posición argentina ha sido hallarle una solución mediante el diálogo. Mas, Reino Unido se rehúsa y opta por hacer caso omiso a las recomendaciones del Comité de Descolonización de la ONU, que en más de una ocasión ha condenado el colonialismo maquillado que ejerce el país europeo sobre las Malvinas.

Las declaraciones de Cameron no hacen más que subirle el tono al conflicto, y lejos de solucionarlo, confirman que Buenos Aires se enfrenta a un Londres cada día más intransigente. (Laura Bécquer Paseiro)

 

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