El pasado 25 de octubre el huracán Sandy dañó más de 220 mil
toneladas de caña, no obstante, en los campos existe más de un
millón 700 mil aptas para moler, porque en los últimos años se han
priorizado la siembra y las atenciones culturales, aseguró.
Los propósitos de crecimiento productivo, añadió, están
igualmente respaldados por el aumento del rendimiento promedio en
las áreas de corte, calculado en casi 38 toneladas por hectárea.
"También se puso mucho empeño en la campaña de reparaciones, que
fue favorecida por mayor estabilidad en la entrega de los recursos y
labores ejecutadas en el tiempo adecuado y con severas exigencias
hacia la calidad".
Así, dijo, se han creado condiciones para disminuir el índice de
roturas de equipos en todos los frentes y reducir las paradas que
influyen en el tiempo perdido durante las moliendas.
El pitazo de arrancada lo dio el Cristino Naranjo, comprometido a
entregar más de 42 mil toneladas de azúcar, de acuerdo con la
información brindada por Jorge Arrieta, jefe de producción de ese
central ubicado en el municipio de Cacocum.
Aquí fueron reparadas totalmente dos de sus tres calderas, con lo
que esperan eliminar los contratiempos de la pasada zafra en la
generación de vapor, que conspiró contra la eficiencia industrial.
Lo hecho, precisó, ofrece posibilidades para aportar unos 350
megawats de electricidad e incrementar la producción de derivados,
como es el caso del Predical, un alimento para rumiantes, elaborado
con miel, bagacillo y urea.
A la par de la zafra, este central continuará la siembra de caña,
acción que también se ejecutará en las áreas agrícolas de las otras
cuatro fábricas de azúcar del territorio, lo que es uno de los
motivos del aumento de las plantaciones. En el presente año ya se
sembraron más de 15 mil hectáreas.
Para el 23 próximo está prevista la arrancada del Loynaz
Hechavarría, en el municipio de Cueto, y no se anuncian dificultades
para que en la primera decena de enero se sumen a la zafra los otros
tres ingenios de la provincia.