Los conservadores del Partido Liberal Demócrata (PLD) obtuvieron la
mayoría absoluta en la Cámara de Diputados en las elecciones
legislativas celebradas este domingo en Japón.
Los conservadores, que vuelven al poder tres años después de
haberlo perdido, tendrán el desafío de reactivar una economía en
recesión y plantarle cara a una China cada vez más reivindicativa en
la geopolítica regional.
Según la televisión pública NHK, el PLD, liderado por el probable
futuro primer ministro Shinzo Abe, obtuvo al menos 293 escaños de la
Cámara baja de los 480 en liza en estas elecciones anticipadas.
Esto les garantizaría la mayoría absoluta. Su aliado, el Nuevo
Komeito, obtendría entre 27 y 35 escaños.
Esta amplia formación de derecha, que dirigió Japón casi sin
interrupciones desde fines de los años 1950 hasta 2009, regresa al
poder de manera más que confortable.
Si se suman los votos de su aliado Nuevo Komeito, obtiene incluso
una mayoría calificada de dos tercios (320 escaños), necesaria para
aprobar leyes en el caso del rechazo del Senado, la Cámara alta del
Parlamento donde ningún partido tiene mayoría.
Por su parte, el Partido Demócrata de Japón, en el poder desde
hace tres años, ha sufrido un descalabro, ya que sólo conseguiría
entre 55 y 77 escaños, en comparación con los 308 de 2009.
Con este resultado, Shinzo Abe está a punto de volver al poder,
después de una campaña en la que promovió la línea dura en materia
de política exterior, coincidiendo con el recrudecimiento de la
tensión con China por un grupo de islas en el Mar de China
Meridional que ambos países reivindican.
Este "halcón" que fue brevemente primer ministro en 2006 y 2007
afirmó durante la campaña electoral que sólo prometía lo que podía
cumplir, especialmente en materia económica, en momentos en que
Japón arrastra el lastre de una deflación persistente y un yen
demasiado fuerte, en un contexto de crisis económica internacional.
Los japoneses, hastiados de la inestabilidad crónica (seis
primeros ministros en seis años), dieron un "voto castigo" al PDJ
del primer ministro Yoshihiko Noda como presagiaban los sondeos.
El PDJ de Noda ha pagado los platos rotos de la coyuntura
económica mundial y de la triple tragedia de marzo de 2011
(terremoto, tsunami y catástrofe nuclear de Fukushima).
Una docena de partidos estaba en liza en los comicios, con muchas
formaciones nuevas.
Pero la gran protagonista de los comicios ha sido la abstención.
Sólo salieron a votar el 59,52% de los electores, prácticamente 10
puntos porcentuales menos que hace tres años, según una estimación
provisoria.
Unos 300 diputados sobre los 480 son designados en escrutinio
uninominal en 300 circunscripciones locales. Los 180 escaños
restantes serán atribuidos según el método proporcional en 11
grandes zonas regionales.
Más de 100 millones de japoneses estaban convocados para elegir a
los 480 diputados de la Cámara baja de esta nación con demografía
envejecida, poderosa económicamente pero en recesión y con una
diplomacia inaudible frente al gigante chino.
Abe advirtió rápidamente a China que las islas Senkaku,
reivindicadas por Pekín, pertenecen a Japón.
"China impugna el hecho de que (estas islas) son una parte
inherente del territorio japonés. Nuestro objetivo es poner fin a
esa reivindicación", declaró Abe a la televisión privada NTV poco
después del anuncio de la esperada victoria de su partido.
"No tenemos intenciones de deteriorar las relaciones entre Japón
y China", añadió no obstante Abe.
Este mismo domingo, la prensa estatal china aconsejó a los
japoneses que descartasen los partidos políticos y los candidatos
favorables a la intransigencia en el trato con los países vecinos.
En un comentario, la agencia Xinhua pidió que el vencedor de las
elecciones en Japón "conciba su política externa con una perspectiva
pragmática y de largo plazo", que permita a Japón "calmar las
relaciones con los vecinos".