Para construir una Patria Grande en América Latina, según lo
soñaron los héroes de nuestras luchas emancipadoras, y como
alternativa a la depredación neoliberal que proponía el ALCA
estadounidense, surgió el 14 de diciembre del 2004 la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio
de los Pueblos (ALBA-TCP).
Fundado por el presidente venezolano, Hugo Chávez, y el líder de
la Revolución cubana, Fidel Castro, el proyecto de integración
regional cumple ocho años marcando pautas en la lucha por la
justicia social, bajo el principio de que la guía a seguir es la
solidaridad.
Los países miembros del ALBA-TCP (Antigua y Barbuda, Bolivia,
Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas y
Venezuela) se complementan a través de alianzas estratégicas que
priorizan la complementariedad de los modelos de desarrollo.
De hecho, entre los objetivos del mecanismo de integración se
encuentra "unir las capacidades y fortalezas de los países que la
integran, en la perspectiva de producir las transformaciones
estructurales y el sistema de relaciones necesarias para alcanzar el
desarrollo integral requerido para la continuidad de nuestra
existencia como naciones soberanas y justas", tal como consta en el
acta fundacional.
En declaraciones a Granma, el embajador venezolano en
Cuba, Edgardo Ramírez, destacó que el ALBA "es una estructura que
surgió para enfrentar el neoliberalismo y el comercio competitivo
capitalista". Asimismo, indicó que el proyecto de los próceres
independentistas de Nuestra América, es en la actualidad una
complementación entre los Gobiernos y los pueblos, que abarca no
solo el ámbito político-económico, sino también el cultural y
deportivo.
La aplicación del método cubano de alfabetización Yo sí puedo
en diversos países, la creación del Banco del ALBA y la puesta
en marcha del Sistema Unitario de Compensación Regional (SUCRE), son
solo algunos ejemplos que demuestran que América Latina sigue
amaneciendo.