Las autoridades de Filipinas elevaron hoy a 714 los muertos debido
al tifón "Bopha", que asoló la semana pasada el centro y sur del
archipiélago, mientras que la Cruz Roja alerta de una "crisis
humanitaria".
Al menos 890 personas se encuentran desaparecidas y los heridos
ascienden a 1.906 a causa de los corrimientos de tierra y las
inundaciones que asolaron cientos de aldeas, según el Consejo
Nacional de Prevención y Respuesta a los Desastres.
Con miles de personas viviendo a la intemperie porque sus
viviendas y chamizos fueron barridas por el tifón, el Gobierno, la
Cruz Roja y la ONU se esfuerzan para proveer cobijo, alimentos y
mantas para los damnificados.
Las provincias de Davao Oriental y Compostela Valley en la isla
de Mindanao fueron las más afectadas por las riadas y los
corrimientos de tierra, que dejaron sin viviendas, electricidad ni
recursos a más de 400.000 personas.
"La destrucción es tan severa que no quedan apenas palmeras en
pie. Mucha gente ha perdido todas sus pertenencias de una estacada.
Necesitarán ayuda durante mucho tiempo", declaró Wilson Mondal,
delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Los servicios de rescate buscan entre lodo, palmeras caídas y
restos de viviendas supervivientes en medio de la desolación.
A las necesidades materiales se sumó el domingo la derrota del
boxeador y parlamentario filipino Manny Pacquiao, adorado por las
masas, ante el mexicano Juan Manuel Márquez, lo que causó conmoción
entre los filipinos.
Naciones Unidas ha lanzado una campaña mundial para recaudar 65
millones de dólares (unos 50 millones de euros) para ayudar a las
víctimas del temporal.
Algunos damnificados en Davao Oriental relataron que tuvieron que
alimentarse durante días con comida podrida y que decenas de heridos
graves aún no han sido atendidos debido a que muchas vías de
comunicación están intransitables, según la cadena de televisión ABS-CBN.
Más de 191.000 afectados reciben ayuda pero no tienen sitio en
los centros de evacuación, donde se hacinan otras 116.000 personas
que lo han perdido todo.
Según datos del organismo de desastre, hay 5,4 millones de
afectados en 30 provincias a causa de "Bopha", que entre el martes y
el jueves de la semana pasada destruyó más de 43.000 viviendas,
muchas de ellas chabolas, y afectó a otras 70.000.
Los daños en infraestructuras y agricultura ascienden a más de 7
millones de pesos (173,8 millones de dólares o 134,7 millones de
euros).
El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, declaró el sábado el
estado de calamidad nacional para agilizar la utilización de los
fondos oficiales, la concesión de préstamos a intereses
preferenciales y controlar los precios de los alimentos en las zonas
perjudicadas, entre otras cosas.
Al menos 315 marineros fueron dados por desaparecidos el domingo
después de que las compañías pesqueras llevaban una semana sin poder
contactar con sus barcos.
Los atuneros partieron desde el sureste de la isla de Mindanao
(sur) unos días antes de la llegada a Filipinas del "Bopha", a pesar
de las advertencias de los servicios de meteorología.
"Pablo", el nombre local de "Bopha", ha resultado ser el peor
tifón que ha visitado el país este año y cierra una temporada que
empieza por lo general en junio y concluye en noviembre.
El año pasado ocurrió algo parecido con "Washi", que llegó
inesperadamente a Filipinas la semana anterior a Navidad y mató a
unas 1.200 personas.
La deforestación, la proliferación de las minas ilegales, la
falta de infraestructuras y el chabolismo incrementan los efectos
devastadores de los tifones y las inundaciones que afectan durante
la época del monzón a Filipinas.