Aunque es un hecho conocido que los accidentes del tránsito
tienen un origen multicausal, una especialista en Farmacología nos
invita en esta oportunidad a "repasar" lo que califica de
"asignatura pendiente" en el abordaje de este importante tema: el
uso de medicamentos y la conducción de vehículos.
La doctora Giset Jiménez López indica que una amplia gama de
sustancias pueden afectar las capacidades psicomotoras, que incluyen
el tiempo de reacción y la coordinación mano-ojo, y también las
cognitivas que intervienen en la toma de decisiones adecuadas,
necesarias ambas para una conducción segura.
Los mecanismos generales a través de los cuales un determinado
fármaco podría afectar al conductor, pueden ser la somnolencia o
efecto sedante (las personas se duermen manejando), reducción de los
reflejos y aumento del tiempo de reacción, alteración de la
percepción de las distancias y de la vista o la audición, estados de
confusión y aturdimiento y, asimismo, trastornos musculares de
carácter agudo, como espasmos, calambres y la incoordinación motora.
Los medicamentos con mayores efectos negativos sobre la capacidad
de conducción son los utilizados para tratar la ansiedad, la
depresión, los empleados para producir relajación muscular y los
antihistamínicos, entre otros.
Ahondando en su análisis dice que los sedantes reducen la
ansiedad y la agresividad, inducen el sueño, reducen el tono
muscular y la coordinación motora. Todas estas acciones inciden en
la capacidad de reacción y en los reflejos del paciente, por lo que
afectan directamente la conducción. Cuando se utilizan en dosis
elevadas, producen efectos comparables a los de una intoxicación
alcohólica.
Los antidepresivos actúan a nivel del sistema nervioso para
recuperar el humor del paciente deprimido y, como presentan
propiedades desinhibidoras y efecto sedante, provocan cansancio,
torpeza e inseguridad, llegando a producir dificultad de
concentración y pensamiento si el consumo se alarga en el tiempo.
Los relajantes musculares tienen un efecto directo sobre la
capacidad de conducción, al igual que aquellos utilizados en el
tratamiento de la psicosis.
Al referirse a los antihistamínicos dice que se relacionan con la
sedación y, por tanto, disminuyen los reflejos necesarios para
conducir sin peligro.
En cuanto a los pacientes diabéticos que son tratados con un
hipoglucemiante oral o con insulina, alerta de que tienen más
riesgos de sufrir un accidente si presentan un episodio de
hipoglucemia durante la conducción.
¿Recomendaciones generales? En estos casos, dice la especialista,
se centran en no automedicarse, ni siquiera variar el horario de
ingestión de la dosis sin previa consulta médica, leer el prospecto
que acompaña al fármaco y consultar siempre al especialista los
efectos específicos de sus indicaciones sobre la capacidad para
conducir un vehículo automotor.
"Es esencial evitar la administración simultánea de medicamentos
para impedir interacciones y nunca consumir alcohol para conducir",
subraya la profesora Jiménez López, quien se desempeña en la
Dirección Nacional de Medicamentos y Tecnologías Médicas, del
Ministerio de Salud Pública.