Actualizado 3:45 p.m. hora local

Egipto envuelto en el remolino de la pugna política

Muerto antes de nacer, el diálogo convocado por el presidente egipcio, Mohamed Morsi, fue desestimado por la oposición que volvió hoy a protestar contra sus facultades excepcionales y el proyecto constitucional que aprobó días atrás.

Varios cientos de manifestantes pasaron sobre las alambradas y los soldados que los mantenían separados de la mansión ejecutiva, en cuyos accesos exteriores se mantienen coreando consignas contra el mandatario.

Marchas separadas partieron hoy desde varias mezquitas y distritos hacia las proximidades del Palacio Presidencial en el distrito de Heliopolis y la céntrica Plaza Tahrir para demostrar su rechazo a lo que denominan las intenciones dictatoriales del mandatario.

Al caer la noche, unas cinco mil personas estaban concentradas en la calle Merghany, en una masa que crece.

En Alejandría, escenario días atrás de violentos choques de protestantes con la Policía y miembros de la Hermandad Musulmana (HM), miles de personas recorrieron las calles demandando la renuncia del presidente.

Otras manifestaciones marchan hacia la zona, mientras la Plaza Tahrir sigue copada por los participantes en una vigilia que hoy comenzó su tercera semana.

Una alocución conciliadora de Morsi la víspera fue rechazada por el flamante Frente de Salvación Nacional (FSN), encabezado por los excandidatos presidenciales Mohamed el Baradei, Amr Musa y Hamdin Savaghi, quienes coincidieron en calificarla de insuficiente.

Durante la casi media hora que se extendió su discurso, Morsi enfatizó sus obligaciones como jefe de Estado de proteger a la ciudadanía y preservar la estabilidad del país frente a lo que calificó de intentos de personeros del derrocado régimen de Hosni Mubarak de subvertir el orden.

Precisó en ese sentido que algunos de los más de 150 detenidos durante los disturbios de los últimos días han confesado haber recibido dinero para infiltrarse en las manifestaciones pacíficas y provocar los disturbios en los cuales murieron seis personas y más de 700 fueron heridas.

La propuesta de diálogo fue calificada además de "decepcionante" por los opositores de diversas tendencias políticas, cuya postura coincide en rechazar la Declaración Constitucional que, dicen, concede al mandatario una autoridad sin precedentes y favorece a la HM, una hegemonía política que quedaría legalizada por la Constitución en su forma actual.

La posición de Morsi no puede ser más incómoda: si enfrenta las protestas por la fuerza, da la razón a sus detractores, a los que les resulta imposible complacer aún cuando quisiera, porque sería una muestra de debilidad suicida en las actuales circunstancias.

Además, está el factor HM, la más numerosa y cohesionada organización egipcia, que no perdonaría al presidente retroceder.

 

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