Los cisnes de Camagüey

TONI PIÑERA

Si algo ha demostrado en el tiempo el Ballet de Camagüey (BC) es esa enorme capacidad de sobrepasar obstáculos, de imponerse retos y vencerlos con tesón, y mucha pasión. El primer día de este diciembre, en ocasión del aniversario 45 de la compañía agramontina y cubana, lo demostraron con creces sobre la escena del emblemático teatro Principal, donde vio la luz, ese día pero de 1967, de la mano de la maestra Vicentina de la Torre.

Foto: YuriS NóridoEl primer bailarín Yanny García (Sigfrido) y la primera solista Rosalía de la Torre (Odette) en el estreno de El lago de los cisnes, por el Ballet de Camagüey.

Sobre las tablas hicieron realidad un sueño acariciado desde décadas atrás por el insigne maestro de la danza cubana Fernando Alonso, cuando estuvo al frente de la agrupación: montar, completo, El lago de los cisnes. Hubo algunos intentos e incluso se llegó a bailar el segundo acto. Hasta que apareció el clásico, contra viento y marea. Regina Balaguer, la directora, puso todo su empeño con el pequeño pero ágil equipo de maîtres, técnicos y trabajadores para "construir" esta obra. Que los muy jóvenes bailarines regalaron el día de la efeméride para el beneplácito de todos los presentes.

Faltando elementos de la escenografía, e incluso algunos vestuarios que estuvieron en el último minuto, ensayando a cualquier hora, haciendo lo posible de lo imposible, con escasos recursos, el Ballet de Camagüey acaba de presentar su versión, que de ahora en lo adelante corregirán y acondicionarán para entregarla, ya pulida, el próximo año. La versión camagüeyana, en cuatro actos, sobre la original de Marius Petipá y Lev Ivanov, se debe al regisseur principal y maître del BC, Rafael Saladrigas, y cuenta con diseños de vestuario y escenografía de Erik Grass.

Fue agradable ver El lago... del Ballet de Camagüey, y a esos jóvenes que se crecieron ante todas las dificultades, incluso del baile. El primer bailarín Yanny García (Príncipe Sigfrido) demostró sus dotes técnicas e interpretativas, amén de que es todo un príncipe en escena, y sorteó con astucia las complejidades del rol. Muy buen acompañante, dio todo sobre las tablas. Sus compañeras: las muy jóvenes Rosalía de la Torre (Odette), primera solista, y la solista Laura Rodríguez (Odile) dejaron en claro que tienen condiciones de sobra para vestir el personaje. Aunque se impone de ahora en lo adelante el arduo trabajo para conseguir metas superiores en ambos papeles. Los cuatro cisnes (Rosana Barba / Leisa Martínez / Idannys Pérez / Favien León) estuvieron excelentes en la difícil entrega, para acaparar fuertes ovaciones de un público siempre abierto al aplauso y feliz de ver el clásico con su compañía.

Si tuviéramos que seleccionar un momento singular: el tercer acto, con toques novedosos en cuanto a detalles coreográficos, y por qué no, de escenografía, aunque faltaron telones. El lago... del BC es un triunfo, a pesar de los lógicos problemas de una primera función. Demostraron que se puede. Además de resultar una buena ocasión, para los amantes del ballet clásico, de disfrutar esta versión que nos trae tonalidades diferentes a la ya conocida del BNC. Algunos estarán de acuerdo, y otros, aferrados a la costumbre podrán disentir. Pero es otra opción que se comentará, con mayor profundidad, en próximas puestas.

Las jornadas por la fiesta del BC, hasta el próximo domingo, atraen al Teatro Principal, a la sala de la Academia Vicentina de la Torre, así como a la Plaza del Gallo, a un grupo de agrupaciones de la Isla: Endedans, Maraguán, el Folclórico de Camagüey, el Ballet Español de Cuba, Danza Libre, Habana Compás, Camagua, Andarte, el Ballet de Santiago y el de Cámara de Holguín, que le rinden homenaje en este aniversario.

 

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