Sobre las tablas hicieron realidad un sueño acariciado desde
décadas atrás por el insigne maestro de la danza cubana Fernando
Alonso, cuando estuvo al frente de la agrupación: montar, completo,
El lago de los cisnes. Hubo algunos intentos e incluso se
llegó a bailar el segundo acto. Hasta que apareció el clásico,
contra viento y marea. Regina Balaguer, la directora, puso todo su
empeño con el pequeño pero ágil equipo de maîtres, técnicos y
trabajadores para "construir" esta obra. Que los muy jóvenes
bailarines regalaron el día de la efeméride para el beneplácito de
todos los presentes.
Faltando elementos de la escenografía, e incluso algunos
vestuarios que estuvieron en el último minuto, ensayando a cualquier
hora, haciendo lo posible de lo imposible, con escasos recursos, el
Ballet de Camagüey acaba de presentar su versión, que de ahora en lo
adelante corregirán y acondicionarán para entregarla, ya pulida, el
próximo año. La versión camagüeyana, en cuatro actos, sobre la
original de Marius Petipá y Lev Ivanov, se debe al regisseur
principal y maître del BC, Rafael Saladrigas, y cuenta con
diseños de vestuario y escenografía de Erik Grass.
Fue agradable ver El lago... del Ballet de Camagüey, y a
esos jóvenes que se crecieron ante todas las dificultades, incluso
del baile. El primer bailarín Yanny García (Príncipe Sigfrido)
demostró sus dotes técnicas e interpretativas, amén de que es todo
un príncipe en escena, y sorteó con astucia las complejidades del
rol. Muy buen acompañante, dio todo sobre las tablas. Sus
compañeras: las muy jóvenes Rosalía de la Torre (Odette), primera
solista, y la solista Laura Rodríguez (Odile) dejaron en claro que
tienen condiciones de sobra para vestir el personaje. Aunque se
impone de ahora en lo adelante el arduo trabajo para conseguir metas
superiores en ambos papeles. Los cuatro cisnes (Rosana Barba / Leisa
Martínez / Idannys Pérez / Favien León) estuvieron excelentes en la
difícil entrega, para acaparar fuertes ovaciones de un público
siempre abierto al aplauso y feliz de ver el clásico con su
compañía.
Si tuviéramos que seleccionar un momento singular: el tercer
acto, con toques novedosos en cuanto a detalles coreográficos, y por
qué no, de escenografía, aunque faltaron telones. El lago...
del BC es un triunfo, a pesar de los lógicos problemas de una
primera función. Demostraron que se puede. Además de resultar una
buena ocasión, para los amantes del ballet clásico, de disfrutar
esta versión que nos trae tonalidades diferentes a la ya conocida
del BNC. Algunos estarán de acuerdo, y otros, aferrados a la
costumbre podrán disentir. Pero es otra opción que se comentará, con
mayor profundidad, en próximas puestas.
Las jornadas por la fiesta del BC, hasta el próximo domingo,
atraen al Teatro Principal, a la sala de la Academia Vicentina de la
Torre, así como a la Plaza del Gallo, a un grupo de agrupaciones de
la Isla: Endedans, Maraguán, el Folclórico de Camagüey, el Ballet
Español de Cuba, Danza Libre, Habana Compás, Camagua, Andarte, el
Ballet de Santiago y el de Cámara de Holguín, que le rinden homenaje
en este aniversario.