Tras un día de
receso, los representantes del Gobierno colombiano y los delegados
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del
Pueblo (FARC-EP), regresaron este viernes a la mesa de
conversaciones para poner fin a medio siglo de conflicto, centrados
aún en el punto de desarrollo agrícola integral que ocupó las tres
jornadas precedentes.
Según confirmaron fuentes del equipo de prensa gubernamental, las
partes dialogarán también hoy y el domingo, trabajarán por separado
el lunes y luego retomarán los diálogos por tres días consecutivos
más.
A su llegada al Palacio de las Convenciones de la capital cubana,
sede permanente de la mesa de paz, la delegación de las FARC-EP, que
encabeza el comandante Iván Márquez, leyó un comunicado que reclama
la presencia en los diálogos del guerrillero Simón Trinidad,
encarcelado en Estados Unidos.
"Inmenso aporte a la paz de Colombia haría el Gobierno de Estados
Unidos con ese gesto de humanidad", refiere el texto leído por
Ricardo Téllez, uno de los delegados de las FARC-EP y partícipe de
los encuentros exploratorios en La Habana.
El comunicado pide al reelecto presidente de ese país, Barack
Obama, que utilice sus prerrogativas e indulte a Trinidad, quien
participó activamente en los últimos intentos de paz en San Vicente
del Caguán (1999-2002) y fue extraditado a EE.UU. en el 2004.
Los guerrilleros nombraron a Simón Trinidad como uno de sus cinco
delegados plenipotenciarios al proceso de paz con el Gobierno de
Juan Manuel Santos y han solicitado desde el comienzo del proceso su
presencia física en la mesa. Por lo pronto, una foto suya a tamaño
completo y recortada en cartón acompaña a la delegación desde su
arribo a La Habana.
Por su parte, los representantes gubernamentales, liderados por
el exvicepresidente Humberto de la Calle, mantuvieron su discreción
respecto al proceso de paz y continúan a la espera de la
incorporación del general retirado de la policía colombiana, Oscar
Naranjo.
Los diálogos —que tienen a Cuba y Noruega como países garantes y
a Venezuela y Chile como acompañantes— se rigen por una agenda
concertada entre las partes en el Acuerdo General rubricado el 26 de
agosto en La Habana. Esta incluye, además del tema agrario, las
garantías para la participación política, el fin del conflicto en
sí, la solución al problema de las drogas ilícitas y la situación de
las víctimas de medio siglo de conflicto político, social y militar
en Colombia.