Orquesta
Riverside solo hay una y es de Cuba, afianzada en las raíces de la
Patria de modo tal que nada ni nadie podrá enajenar su legítima
pertenencia.
Así respondieron los integrantes de la agrupación, encabezada por
el maestro Raúl Nacianceno, ante el intento de apropiación del
nombre y la obra de la orquesta por parte de inescrupulosos
elementos anticubanos radicados al sur de la Florida.
El pronunciamiento tuvo lugar ayer en el Centro de Prensa
Internacional, ocasión en la que el presidente del Instituto Cubano
de la Música leyó una declaración en la que repudia el plagio.
Fundada en 1938 —su primer líder fue nada menos que el maestro
Enrique González Mántici, eminente director sinfónico y compositor—,
la Riverside ha dejado una huella indeleble en la historia de la
música cubana del siglo XX y en la actualidad sus integrantes, en su
mayoría jóvenes, permanecen fieles al espíritu y sonido originales.
Temas del calibre de Naricita fría, Dulce habanera,
Amapola, Ahora seremos felices, Almendra,
Alguien como tú y la popularísima Vereda tropical, hacen
honor, desde la Riverside de nuestros días al camino trazado por el
inolvidable Tito Gómez, los pianistas Juan Bruno Tarraza, Adolfo
Guzmán, Peruchín y Joseíto González, los trompetistas Marcos Urbay y
Eddy Martínez, y los contrabajistas Orlando Cachaíto López y Jorge
Reyes.