Reparadores de imposibles

El colectivo de la Empresa José Smith Comas, de Camagüey, emprende, junto a otras entidades del país, la reconstrucción de equipos destinados a la transportación de pasajeros

Miguel Febles Hernández

Para paliar en algo la compleja situación que presenta el país en la transportación de pasajeros y como una vía alternativa, está en marcha un programa de reconstrucción de equipos que involucra a varias entidades del Ministerio de la Industria Sideromecánica (SIME).

Foto del autor“Aquí no solo se cambia el motor. El camión sale prácticamente con todo y caminando”, asegura el mecánico Rigoberto Prieto Mola.

El colectivo de la Empresa Integral de Servicios Automotores (EISA) José Smith Comas, de Camagüey, asumió la tarea, convencido de su alcance para avanzar de manera gradual en un asunto que acapara hoy, buena parte de las insatisfacciones de la población.

"Nos corresponde enfrentar, junto a otras empresas del sector, la reconstrucción general de los equipos que envía el Ministerio del Transporte, tras ser paralizados por su avanzado estado de deterioro", explica el ingeniero Lexy Bermúdez Arzola, director general de la EISA camagüeyana.

Los primeros camiones entraron a la planta a finales de agosto y ya se han enviado diez equipos terminados a la Empresa Conformadora de Metales (COMEC), ubicada en Guanajay, Artemisa, donde se les monta el furgón para pasajeros y se les da el acabado final, antes de su distribución a los diferentes territorios.

"Una vez reconstruidos de manera capital, aclara Bermúdez, los vehículos pasan la Revisión Técnica Automotor y se les verifican los parámetros de la prueba de carretera. Debemos garantizar la calidad y que los equipos salgan sin problemas de los talleres. En noviembre debemos entregar ocho y una cifra similar en diciembre".

TODO SE DECIDE EN EL TALLER

Con más de 40 años en la José Smith Comas, Rodolfo Piñeiro Tornavaca no pierde un detalle de lo que a diario acontece en la Unidad de Reparación Automotor que dirige, pues cualquier interrupción, por pequeña que parezca, puede frustrar los propósitos productivos del colectivo.

"Esto siempre está lleno", anuncia, y muestra las hileras de camiones ZIL-130, GAZ-53 y ómnibus Girón, que se atienden de manera simultánea en el espacioso local por un pequeño ejército de 42 mecánicos, ayudantes, chapisteros y electricistas, cada uno inmerso en su trabajo específico hasta que el carro sale del taller.

"Para el programa de mejoramiento de la transportación de pasajeros, señala Piñeiro, están destinados los camiones ZIL-130. Aquel, el pintado de azul, fue el último en terminarse. Solo le falta el tapizado de la cabina para que quede totalmente nuevo. Como ese, estamos prestos a hacer todo lo que venga".

Criterio similar comparte Rigoberto Prieto Mola, mecánico A, mientras instala un motor chino Yuchai, de cuatro cilindros, que emplea como combustible diésel en lugar de gasolina:

"Aquí no solo se cambia el motor. La reconstrucción incluye la cabina, las instalaciones eléctricas, el radiador, la caja de velocidad, la transmisión, la dirección, el montaje de neumáticos nuevos, chapistería y pintura. Es decir, sale prácticamente con todo y caminando".

¿Alguna queja hasta ahora?

"Ninguna. Para evitarlas nos empeñamos todos. Fíjese si es así, que primero son verificados aquí por una comisión que controla la calidad, luego los pasan por el ‘somatón’ y hasta el momento han salido en perfectas condiciones".

Cumplir esa nueva meta, al decir de Lexy Bermúdez Arzola, director general de la EISA José Smith Comas, constituirá otro motivo más para afirmar que este será un buen año para la entidad:

"Terminaremos el actual calendario con las ventas totales por encima de los 15 millones de pesos y ya, al cierre de noviembre, cumpliremos el plan anual de 148 equipos a remotorizar y reconstruir".

 

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