Mundial Juvenil

Viaje al futuro en Ereván

ARIEL B. COYA

Foto: Ricardo López HeviaHasta la exótica Armenia, alejada por horas y horas de vuelo, viajan en los próximos días diez noveles púgiles para izar bien alto la bandera de Cuba en el Campeonato Mundial Juvenil de Boxeo, que se disputará en Ereván del 25 de noviembre al 8 de diciembre.

Y es por eso que la preparación no cesa en el gimnasio de la Escuela de Formación de Atletas de Alto Rendimiento (Esfaar) Giraldo Córdova Cardín, donde el equipo se prepara. Gracias a sus trabajadores, no se detuvo siquiera en julio y agosto —tradicionales meses de vacaciones— y continúa ahora, puliendo los últimos detalles.

De ese modo, mientras sus muchachos sostienen un sparring con los miembros de la preselección de mayores, el profesor Humberto Horta bromea, vigila el cronómetro, toca el gong y le toma el pulso a uno de sus pupilos. Todo a la vez, mientras imparte un sinfín de orientaciones.

"Es el tronco el que se va; las piernas, no. Súbelo ahora, súbelo ahora. Cuidado con la cabeza. Organízate, oye a la esquina", les repite sin parar, velando que sobre los tres cuadriláteros improvisados haya una intensidad eléctrica, abundante golpeo y concentración al máximo.

Así no es fortuito que el capitalino Alexei Guisbert (56 kg) le plante cara al campeón mundial Lázaro Álvarez, el matancero Luis Oliva (60) ponga en jaque a un titular olímpico como Robeisy Ramírez, y el camagüeyano Kevin Brown (64) haga sangrar la nariz del submonarca del orbe Yasnier Toledo; en tanto, sus compañeros observan atentos desde fuera para tomar nota.

La idea, obviamente, es "modelar" cada combate como si fuese una competencia real. "Cuando fuimos a Bakú en el 2010, el equipo de entonces tenía más peleas internacionales y por eso tratamos de suplir ese déficit topando ahora con los mayores, para que los muchachos tengan un nivel de exigencia", explica Horta, para quien resulta más fácil trabajar con los juveniles "porque la psicología es otra y se pueden ‘engañar’. Es decir, a uno de ellos lo convences de que van ser los mejores y ya lo mentalizas para que comience a ser campeón fuera del ring".

Esa filosofía parece cuajar en sus discípulos, persuadidos de luchar cada uno por una medalla; aunque para algunos, como el pinero Herich Ruiz (91), este sea su primer torneo extrafronteras, haya permutado de división hace pocos meses como Anyelo Morejón (de 75 a 81 kg), o no se fíen de ningún rival, al igual que el yumurino Andy Cruz (49), quien se mira en el espejo de Robeisy, campeón olímpico en Londres dos años después de haberse coronado monarca mundial de esa categoría en Bakú.

Pero todos, todos, todos, desde el capitán Yoandy Toirac (+91) hasta el artemiseño Jorge Luis Cordero (52), medallistas recientemente en el exigente torneo de Anapa, pasando por el pinareño Osnay Bencomo (69) y el santiaguero Eduardo Dinza (75), aspiran a coronar el podio en Ereván.

No en vano, en ellos deposita su esperanza el boxeo cubano, que otea el futuro y prepara el relevo, pues son las figuras con las que reemplazar mañana a los campeones actuales, aunque muchos de estos sean en su amplia mayoría también jóvenes. La semilla, a fin de cuentas, está ahí, con los cadetes y juveniles. Y su cosecha histórica no es fortuita: a 116 medallas en Mundiales de mayores (65-28-23) se suman 113 en justas del orbe juveniles (69-20-24), incluyendo once reinados por países en esas lides, como la pasada.

De ahí que la exigencia sea alta, aunque Horta se muestre cauteloso: "Debemos estar entre los tres primeros. Uno siempre quiere el oro y, en ese sentido, alcanzar el número 70 es nuestro primer objetivo. Todo el mundo está bien con el peso y afortunadamente no tenemos ningún problema con las lesiones". Antes de rematar, casi como en una premonición: "Esta generación viene bien".

 

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