"No lo conocí en persona. Yo me fui de Uruguay en mayo de 1961 y
viví en la Argentina hasta marzo de 1963. Para todo el que no
tuviera algún vínculo de militancia con el Partido Socialista
uruguayo, en el que Sendic se destacara como dirigente desde muy
joven, fue un desconocido. Solo cobró renombre nacional cuando llegó
a Montevideo la Primera Marcha de los ‘peludos’, que él organizara
al frente de los cañeros de Bella Unión, extremo norte de Uruguay.
Estos personajes desarrapados, desnutridos, tiznados por el humo de
la caña, produjeron una conmoción en la capital. Hasta Buenos Aires
me llegó el eco de los encontronazos entre los marchistas, la
policía, el ejército y el sindicalismo amarillo. Pero no supe de la
existencia del líder Raúl Sendic hasta varios años después, en
Colombia, cuando colaboraba con un proyecto guerrillero que
encabezara Monseñor Gerardo Valencia Cano, un obispo de izquierda,
teólogo de la liberación. Fue él quien me elogió en el año 1968, las
proezas combativas e intelectuales de Sendic, que Monseñor conocía
bien por sus contactos con varios movimientos guerrilleros de
América".
Al definir al personaje en el prólogo de la novela hablas de "su
triple grandeza de taumaturgo humanista, eruditísimo visionario
político y guerrillero visceral, de una originalidad combativa sin
precedentes". ¿De qué maneras articulas estas tres facetas?
"De su taumaturgia dará sabrosa cuenta mi libro, por ahora
titulado Biografía de Raúl Sendic. Pueden servir de ejemplo
el Abuso, como los tupas llamaron a la célebre fuga de la cárcel de
Punta Carretas en la que 110 presos se evadieron por un túnel
excavado con cucharas; o la incautación de una enorme caja fuerte en
el domicilio de los Mailhos, familia de la alta rosca monopolista,
vendepatria, lacaya de los gringos, promotora de contubernios
especulativos, evasión de capitales, violadora impenitente de la
Constitución y otras gracias. Y la tal caja fuerte se la llevaron
una mañana, de un edificio céntrico. Emplearon una grúa que bajó el
armatoste desde un cuarto piso hasta una rastra que esperaba al pie.
Y al otro día, todo el país pudo leer los folletos impresos por los
tupas, donde se documentaba con fotos la delincuencia de la
distinguida familia Mailhos.
"Sobre su erudición visionaria, me refiero a un lector polilla,
universal y memorioso, con un caudal enorme de conocimientos, y para
analizar cualquier momento político, estaba dotado de la vista larga
de las águilas. Incluso, muchos hechos del presente, los previó en
los años sesenta y setenta.
"El guerrillero visceral alude a su regodeo en el peligro y a la
necesidad de participar en cuanta acción o combate tuviera ocasión
de arriesgar el cuero".
Al integrarse el Movimiento Tupamaro a la vida política legal
uruguaya, María Esther Gilio le preguntó a Sendic si el MNL iba a
ser un partido más de izquierda y este le dijo que no, "porque
—cito— nuestro pasado es inconfundible". ¿Conocen los jóvenes de hoy
esa inconfundibilidad de Sendic, eso que él llamaba ser auténtico,
meter el pellejo en las cosas que se hacen?
"En 1804, José Gervasio Artigas, nuestro Padre de la Patria, en
su desvelo por proteger a los pobres de la tierra, redactó un
Reglamento Provisional de la Campaña, para asegurar a los peones del
campo, al gauchaje errante, a la indiada masacrada por la
colonización, una parcela para vivir de un trabajo digno. Y yo creo
que ‘esa inconfundibilidad del pasado’ es su sentimiento de que
debemos retomar la batalla inconclusa de Artigas, como Hugo Chávez
retoma la de Bolívar.
"Raúl Sendic leyó el Reglamento de 1804 cuando tenía 14 años y
era un estudiante de secundaria, y esa obra, ese llamado del pasado
patrio, le marcó la inconfundible tarea que se fijó en la vida.
"Además, en numerosos artículos sobre historia, política,
economía y denuncias de las relaciones de producción y explotación
en el campo, Sendic fue delineando ese NO a convertirse en partido
político a la usanza tradicional, para no perder atributos que
consideraba esenciales en la lucha; para no perder unidad, al
acceder a pactos oficiales con miras de formar gobierno; para no
perder proyección de futuro, al aceptar compromisos y mediaciones
con fines electoreros; para no dilatarse en debates parlamentarios,
y quizás lo más importante: no perder efectividad en las medidas, al
carecer del factor sorpresa y velocidad de ejecución, naufragados en
los avatares de los diálogos políticos".
En tu narrativa siempre ha habido protagonistas adelantados,
gente que asume la aventura política y vivencial con ardor hasta las
últimas consecuencias. ¿En qué se parece el tupamaro Sendic a tus
más entrañables personajes de ficción?
"Hay personajes descomunales, que se roban cualquier escena. El
éxito de Valerio Manfredi con su Alexandros lo atestigua. El
mérito del biógrafo de un personajazo, se reduce a investigar su
vida y contarla como fue, sin apelar a más recursos que la
tradicional narración omnisciente con diálogos directos.
"Alejandro de Macedonia nace del matrimonio entre Filipo y
Olimpia. El padre, un tirano loco, borracho y brutal; la madre, una
bruja de la Molossía, entendida en venenos, que comparte su lecho
con serpientes; pero el niño Alejandro, para equilibrar su sombrío
ancestro, se educa con el luminoso Aristóteles de Estagira, y a la
edad de 22 años resulta el mayor conquistador de territorios en la
historia de la Antigüedad.
"Con Sendic se trata de lo mismo. Es el personaje total. Mi única
tarea es enterarme de lo notable que hizo, dijo o escribió todos los
días de su vida, seleccionar lo más importante y esperar el éxito.
No puede ser de otra forma".
¿Qué aspecto del legado de Sendic quisieras encarnara ahora mismo
en las circunstancias del continente?
"Los promisorios líderes del ALBA, más Lugo, Cristina, el Pepe,
Dilma y los que sin duda vendrán, ya poseen necesariamente las
mismas virtudes que Sendic; unos la vista de águila, otros la
audacia, o la resistencia a la adversidad o una gran capacidad
analítica, y todos son tenaces en la lucha. Ojalá encarne en todos
ellos la convicción, que Sendic aprendiera del Che y Fidel, de que
con principios inclaudicables y la filantropía universal por meta,
siempre se triunfa, incluso en las aparentes derrotas".