Un sistemático trabajo de la dirección del Partido, la Empresa
Azucarera de Mayabeque y las organizaciones de esta Unidad
Empresarial de Base, confirmó el regreso para la próxima zafra de
unos 40 trabajadores de experiencia dedicados hoy a mejorar y
actualizar conocimientos en áreas de la propia fábrica. Se suple así
la falta de profesionalidad en puestos clave en la industria, y al
propio tiempo se prepara el relevo.
El ingeniero Juan Carlos Rivero, formado en la base y otrora
director de otros centrales de la provincia, informó a Granma
que muchos de esos hombres serán jefes en posiciones estratégicas y
otros operarán equipos determinantes para alcanzar la eficiencia.
Apuntó que el consejo de dirección estará completo desde el
inicio de la molienda, el cual tuvo déficit en campañas anteriores.
Afirmó que las reparaciones cubren el compromiso de terminar en
tiempo y con calidad y dejarán el escenario listo para moler.
El Héctor Molina tiene la misión de completar las
55 mil 687 toneladas planificadas, para lo cual cuenta con los
suministros y recursos necesarios.
No pocos obreros coinciden en que pese a la gran cantidad de caña
requedada, o sea, cepas que llevan dos zafras sin ser cortadas, el
central tiene condiciones para, desde el pitazo inicial, cumplir en
el rendimiento del azúcar y sumarle al país unas cuantas toneladas
más al disponer, según los estimados, de materia prima para
lograrlo.
Roberto Sánchez Herrera, obrero de la planta eléctrica con 47
años en el sector, pensó que para él todo había terminado como
trabajador de esta industria. En cambio, ahora es uno de los
jubilados que retorna ante las necesidades de su ingenio y considera
que el cumplimiento no solo es un aporte, sino un compromiso de los
azucareros con la economía del país.
El colectivo, antes que lamentarse por las zafras del 2010 y
2011, las peores de su historia —esta última de apenas 32 mil
toneladas—, está centrado en transformar la imagen del central,
examinan la marcha de lo acordado y alistan cada detalle para el
inicio de la molienda.
Tras el diálogo con dirigentes y trabajadores es visible el
optimismo, el cambio gradual de la mentalidad en los cuadros, la
estabilidad del personal y la dinámica de los preparativos. Allí una
frase los une: el Héctor Molina volverá a ser lo que era.