Canciones de amor entre Brasil y Cuba

Hoy jueves a las 8:00 p.m. en la Casa de las Américas volverán Ana Luiza y Luis Felipe a encontrar al público cubano

MICHEL HERNÁNDEZ

Foto: Yander ZamoraLuis Felipe Gama es un tipo simpático, original y extrovertido que irradia naturalidad y carisma cuando toma sus atributos sobre el escenario. Posee un extraordinario poder de comunicación, que hace sentir al público como si estuviera en un encuentro de amigos en la sala de su casa. Eso, unido a la sensual y seductora voz de la cantautora Ana Luiza, convierte a este dúo en una de las más radiantes perlas que se hallan en el terreno de la música brasileña contemporánea.

Ya lo anunciaba Felipe desde la mitad del espectáculo, cuando se adelantó al cuerpo de la nota periodística: "Si yo fuera a escribir sobre el concierto diría que es un grupo que, sobre todo, canta canciones de amor", comentó el pianista. Ciertamente el peso del concierto recayó en temas, tanto de la autoría de Felipe como de otros compositores que se toman en serio el credo del amor, pero reflejándolo de una manera muy diferente y abarcadora. Sus textos atraviesan el elocuente dolor de las rupturas, la ilusión por las relaciones de pareja, pero también la esperanza por cambios sociales que verdaderamente coloquen en el centro al ser humano.

El dúo, formado en 1994, resplandece también porque recupera las máximas de la canción protesta latinoamericana, la misteriosa y cautivante sensibilidad de la música brasileña y la nocturnidad del jazz. Es, en suma, la música que te sujeta hasta dejarte caer en uno de esos enigmáticos clubes de Río de Janeiro, para beberte completa la noche, entre conversaciones de amigos y canciones que invitan a pensar.

El público cubano que logró conocer del concierto probó el "brebaje" en el Museo Nacional de Bellas Artes. De tal modo que, quizás atrapado por las manos de la sorpresa, se descubrió frente a una de esas alineaciones que saca la cara por la nueva música brasileña, y sin abandonar un evidente respeto por los clásicos, pide pista para tocar los escenarios de altura.

El grupo funcionó como un equipo. Se acoplaron en cada tema con la maestría de quien lleva décadas en la carretera. La cálida voz de Ana Luiza es otro de los puntales de la fuerza interpretativa. La cantante resume la libertad de Mercedes Sosa, la fibra de Liliana Herrero, el lirismo de Caetano Veloso, y la tradición de la poesía latinoamericana.

Con semejante caldo de cultivo detrás, el dúo hizo tiempo para rendirle un homenaje íntimo a la música cubana, personalizado especialmente en la figura de la compositora Marta Valdés. Felipe no se cortó en alabarla: "Marta es una de las grandes intérpretes sobre la tierra", lanzó el pianista al público ante la presencia de la notable compositora cubana, para después interpretar Deja que siga sola y Palabras, dos temas esenciales en el repertorio de esa trascendente artista.

Pero su relación con la Isla no quedó ahí. El dúo enriqueció su concierto con la incursión de Haydée Milanés, cuyo repertorio mantiene evidentes rasgos en común con la propuesta de los músicos brasileños y con su puesta en escena.

El éxito de la invitación fue aprovechado por Felipe para declarar su afecto por Cuba: "sigue siendo uno de mis amores como es el de cualquier cubano alrededor del mundo".

El concierto del dúo, que también se hizo acompañar por el contrabajista cubano Jorge Reyes, el baterista Enrique Plá, y el percusionista Edgar Martínez Ochoa, resultó una extraordinaria puerta de entrada a la nueva música brasileña. Su propuesta evidenció cómo se cruzan los caminos de los clásicos y los más jóvenes creadores del gigante sudamericano que mantienen viva y renuevan una de las tradiciones musicales más pujantes del orbe.

 

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