El movimiento Alianza PAÍS (AP) oficializó la candidatura del
mandatario ecuatoriano Rafael Correa a las elecciones presidenciales
del próximo 17 de febrero. De esta forma, el movimiento político que
sirve de plataforma a la Revolución Ciudadana que impulsa el propio
Correa desde el año 2007, asegura la continuidad del proceso social
que vive la nación sudamericana. El compañero de fórmula de Correa
será el actual ministro coordinador de Sectores Estratégicos, Jorge
Glas.
Ambos trabajarán de conjunto para erradicar la pobreza en el país
a través de la redistribución de las riquezas, así lo afirmaron
durante la Convención Nacional de AP que tuvo lugar este fin de
semana.
Ante miles de seguidores, el presidente manifestó que se ha
avanzado en los últimos cinco años, pero queda mucho por hacer y
"solo con el poder político en función de las grandes mayorías es
posible cambiar esa realidad y convertir al Estado burgués al
servicio de unos cuantos en un Estado popular al servicio de los más
pobres".
En respuesta a esa situación, a los cinco ejes propuestos
inicialmente se le complementarán cinco más. En conjunto forman
parte del programa social —traducido en diez abarcadores objetivos
(o revoluciones)— propuesto por Correa.
Así, el primero es la revolución constitucional y democrática que
se plasmó en la Constitución de Montecristi, "aprobada mayoritaria y
aplastantemente por el pueblo ecuatoriano en el 2008, que cambió esa
institución neoliberal y puso las bases para esa patria nueva",
refirió el Mandatario.
Sin embargo, sostuvo, aún faltan muchas leyes por aprobar y ese
será el rol fundamental de nuestros asambleístas, para continuar con
esa revolución constitucional y democrática durante los cuatro años
del próximo periodo de mandato gubernamental.
El segundo, la revolución económica, argumentada en el hecho de
que "nuestro sistema es totalmente distinto al que encontramos, no
en función del FMI, sino de los requerimientos de la ciudadanía a
partir del Estado", dijo el Presidente.
El tercer y cuarto objetivos corresponden a la revolución social
y a la ética. Esta última tiene como sostén la lucha contra la
corrupción a todos los niveles.
A la par de estos programas —precisó Correa—, se vive también una
revolución de la soberanía, "con la unidad de la Patria Grande, del
proceso de unión latinoamericana con la Unasur, la Celac", para
seguir "caminando en los próximos cuatro años por esa Patria Grande
con la que soñó Simón Bolívar".
Asimismo, Ecuador se propone una revolución ecológica, en pos de
la preservación del planeta, una revolución de la justicia, del
conocimiento, "para ser realmente libres", otra el campo cultural y
por último una revolución urbana, "sin urbanización marginal, que
tanto daño ha hecho, pero sobre todo a los más pobres del país".
Los ejes de esta revolución ya están en movimiento. Su fin es
cambiar las estructuras socioeconómicas enraizadas en la sociedad
ecuatoriana.