La escasez
de medicamentos en Irán debido a las sanciones impuestas por el
Occidente pone en evidencia el doble rasero de los países que alegan
defender los derechos humanos, ha afirmado este viernes Ali
Shahriari, presidente del Comité de Salud de la Asamblea Consultiva
Islámica de Irán (Mayles).
Los iraníes se han dado cuenta de que los autoproclamados
defensores de los derechos humanos nunca han sido honestos con la
República Islámica de Irán, ha reconocido Shariari.
El legislador iraní ha subrayado asimismo que las injustas
sanciones antiraníes han provocado varios problemas a los enfermos.
El pasado 5 de octubre, el secretario general de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, advirtió de las graves
consecuencias humanitarias de los embargos antiraníes y afirmó que
las sanciones occidentales atentan principalmente contra el pueblo
iraní.
La presidenta de la Fundación de las Enfermedades Especiales de
Irán, Fatemeh Hashemi , envió hace pocos meses una misiva a Ban Ki-moon,
en la que advirtió sobre la escasez de los medicamentos necesarios
para unos seis millones de pacientes en Irán, debido a las sanciones
unilaterales del Occidente contra el país persa.
El 4 de septiembre, el Washington Post publicó un artículo
titulado "En Irán las sanciones se ceban en los enfermos", en el que
se detalla que la escasez de medicamentos afecta especialmente a los
"pacientes de cáncer y a aquellos que reciben un tratamiento para
trastornos complejos, como la hemofilia, la esclerosis múltiple y la
talasemia, así como trasplantes y pacientes que necesitan diálisis
renal".
Estados Unidos y algunos de sus aliados occidentales acusan a
Teherán de perseguir objetivos militares en su programa nuclear, y
con este pretexto le imponen duras sanciones.
Irán, por su parte, rechaza esas acusaciones y señala, que como
miembro de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y
signatario del Tratado de No Proliferación (TNP) tiene derecho
legítimo a adquirir y desarrollar la energía nuclear con fines
pacíficos.
La AIEA ha realizado numerosas inspecciones en las instalaciones
nucleares de Irán, pero nunca ha encontrado evidencia alguna que
confirmen las alegaciones occidentales de que el programa de energía
nuclear iraní podría utilizarse para fines bélicos.