Unir voluntades en bien de la economía
FREDDY PÉREZ CABRERA
En el Centro de Investigaciones de Soldadura (CIS), de la
Universidad Central Marta Abréu de Las Villas (UCLV), sus
investigadores persisten en el afán de introducir los fundentes
cubanos en la industria nacional.
El
laboratorio del Centro de Investigaciones de Soldadura resulta
decisivo en las investigaciones.
De la validez de sus trabajos pudieran dar fe las industrias
azucareras de varias provincias, el Complejo Sidero-Metalúrgico de
Moa, la Fábrica de Calderas de Sagua la Grande, Planta Mecánica, de
Santa Clara, la Refinería de Cienfuegos o la Empresa de Soluciones
Mecánicas de Villa Clara (SOMEC), por solo citar algunos ejemplos
donde las innovaciones en el desarrollo de novedosos consumibles de
soldadura del CIS han sido aplicadas con éxito.
Si embargo, el empresariado nacional aún no se acerca a la
necesidad de implementar y generalizar las propuestas de ese caudal
científico formado por la Revolución, que durante más de un cuarto
de siglo ha promovido y apoyado la utilización de tecnologías y
consumibles de soldadura en el sector económico del país, a través
de la investigación aplicada, el desarrollo experimental y servicios
científico-técnicos orientados a la industria metal-mecánica, entre
otras ramas.
Por esa, y otras razones, el país continúa comprando las más de
600 toneladas de fundentes de todo tipo que son empleados en las
soldaduras, las cuales pudieran producirse aquí, en lugar de ser
importadas a un alto precio, con lo cual se entorpece la sustitución
de importaciones, hecho que contradice el espíritu y la letra de los
Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la
Revolución, aprobados por el Sexto Congreso.
Un poco de historia
El doctor Alejandro Duffus Scott es el director en funciones del
Centro de Investigaciones de Soldadura de la UCLV. Esta entidad fue
creada en 1987 por el comandante Pedro Miret Prieto, para, entre
otros fines, asesorar los trabajos de soldadura de lo que sería la
Central Electronuclear de Juraguá, en Cienfuegos.
De
izquierda a derecha los doctores Alejandro Duffus, Rafael Quintana y
Amado Cruz, quienes muestran algunos de los resultados del centro.
Desde entonces su quehacer se ha multiplicado, abarcando diversas
industrias del país, así como a la formación de personal altamente
calificado en el campo de la soldadura y materias afines, contando
en la actualidad con 12 especialistas, entre ellos 11 doctores en
Ciencias Técnicas y diez técnicos de apoyo.
Entre los principales logros científicos del centro, el doctor
Duffus menciona el desarrollo y evaluación de electrodos para el
recargue y soldadura manual, la creación de electrodos tubulares de
alta aleación para la reparación de piezas sometidas a condiciones
de desgaste severos, elementos de mucha utilidad en la fabricación y
recuperación de piezas de repuesto; la producción de fundentes
fundidos a partir de minerales cubanos y su introducción en la
fabricación de balones para el almacenaje de combustible doméstico.
También menciona la inspección técnica en servicios y reparación
de los componentes críticos de las calderas de vapor y la evaluación
de la estabilidad eléctrica específica de electrodos revestidos,
entre los más significativos.
Que la ciencia no
caiga en saco roto
"Resulta una paradoja que cerca del 90 % de las materias primas
que el país necesita con el fin de desarrollar consumibles de
soldadura estén en Cuba y, sin embargo, buena parte de ella la
continuamos adquiriendo en el exterior", sentencia el doctor Rafael
Quintana Puchol. Pone el ejemplo de las ferroaleaciones obtenidas a
partir de minerales del tipo de la cromita y pirolusita, empleados
como fuentes materiales multipropósitos, logrando de ellas cromo,
ferrocromo de alto carbono o combinaciones como el ferrocromo-
manganeso, además de un material refractario y una escoria usada
como matriz para hacer fundentes aglomerados aleados, los cuales
tienen un precio en el mercado entre cinco y diez dólares el
kilogramo.
Al respecto, el avezado especialista expone que ellos han logrado
obtenerlos, incluso llegaron a concebir un pequeño proyecto de
fábrica, demostrando que con 350 toneladas de minerales cubanos
pueden conseguir 259 toneladas de materiales para soldar, con una
productividad de un tercio de millón de dólares, cuya inversión no
sobrepasa los 150 mil USD, lo que demuestra la importancia de su
producción.
Otro caso es el de la pirolusita, un mineral de origen nacional
que es empleado como materia prima fundamental en la obtención de
fundentes fundidos en la fabricación de los domos de las calderas de
vapor, y a pesar de que existe en abundancia en Santiago de Cuba, el
Estado continúa erogando más de diez mil dólares por cada tonelada
importada de este consumible de soldadura.
"Nosotros tenemos la tecnología de producción al nivel de banco
experimental, la cual habría que llevar a la industria, proceso que
significaría un extraordinario ahorro para la nación", explica el
experto, y señala además que han tocado a la puerta de muchos
empresarios, quienes la mayoría de las veces expresan interés en el
producto pero no en su producción, ya que eso último no está en su
objeto social, condenando una vez más la fuente de ahorro.
Sobre el tema, Amado Cruz Crespo, doctor en Ciencias Técnicas,
explica la posibilidad de fabricar aquí determinadas variantes de
electrodos tubulares, con la posibilidad de modificarle sus
propiedades en función de algunas aplicaciones específicas como la
elaboración de implementos de labranza a partir de las
características de los suelos, con lo cual también se economizarían
recursos.
En cuestión de recuperación de piezas, los científicos del CIS
han conseguido notables resultados en el resarcimiento de los
sincrónicos de las cajas de velocidad, cigüeñales, árboles de leva y
maquinarias agrícolas, además del rescate de los domos de las
calderas de vapor y la reparación de un gran número de rodillos de
buldócer y cadenas de rodamientos, lo cual les permitió a esos
equipos volver a la vida útil por varios años más, asegura Arnaldo
Herrera Artiles, doctor en Ingeniería Mecánica.
¿Qué impide aplicar lo que la ciencia ha demostrado con tanta
certeza, máxime si las circunstancias económicas del país demandan
sustituir importaciones, y generar cada vez más rubros exportables? |