Amaral brilla en Cuba

MICHEL HERNÁNDEZ
michelher@granma.cip.cu

Ella se llama Eva y puede llevar a una multitud al paraíso. Lo comprobé mientras su voz, en el escenario o a veces casi rozándome, me hacía seguirla en medio de repetidas y necesarias sensaciones de libertad. Ayudaban la forma en que tocaba la armónica, y también la guitarra de Juan Aguirre —el otro integrante del dúo—, el bajo, la batería, las cuerdas que vinieron acompañando.

Era viernes en la noche y Amaral se presentaba por primera vez en Cuba como parte de la primera edición del Encuentro de Voces Populares. El grupo, que llegó desde Zaragoza, anunció un viaje Hacia lo salvaje. Y si algo de fiero tuvo aquel trayecto permeado por la sensibilidad fueron el ingenio, el talento para hacer música y la devoción que proyectaban. Como se había prometido, aunque poco anunciado en los medios, como casi siempre, presenciábamos una alienación de primer nivel del pop rock europeo.

Hoy es el principio del final, Montaña rusa, Antártida, Van como locos, todas pertenecientes a Hacia lo salvaje (2011) siguieron a la canción homónima al disco, que arrancó el concierto. Como en Estrella de mar, la producción que en el 2002 los hizo subir definitivamente a las dunas de la arena musical, esta última entrega volvió a zigzaguear las redes del mercado y la predominante creación comercial. La propuesta de Amaral, sin duda, va por otra senda. Es parte de esas bandas que insisten en reflexionar junto al público y encontrar salidas espirituales a los círculos de la existencia.

Por eso, sus letras son bien pulidas, auténticas, casi filosóficas, en las que la vida siempre tiene forma de búsqueda y viaje.

Con su música fueron liberando también los cuerpos, como si quisiera hacer estallar todas las ataduras de una vez. Pero, a pesar de los esfuerzos, con seguridad, realizados para el concierto, el teatro Lázaro Peña de la capital no dio cabida a toda la euforia del público, que, por ejemplo, en el Maxim Rock se hubiera sentido como pez en el agua. Igualmente, faltó divulgación a la inédita presentación en la isla como decía, de uno de los grupos de primera línea de este género a nivel internacional.

No obstante, cuando se apagaron las luces, el grupo tuvo que regresar al escenario. Desde el otro lado, un coro de hinchas españoles pedía más, y la próxima canción fue el principio de una segunda parte del concierto. Amaral hurgó en su repertorio. Entre la selección, ofreció un homenaje a Chavela Vargas y al músico británico David Bowie.

Para quienes esta vez no pudieron encontrarse con Amaral, la propia vocalista prometió nuevas presentaciones: "Este será el primero de muchos conciertos en La Habana". De esa forma, arrojó la invitación para tocar, a través de letras inteligentes, el terreno de las más humanas y genuinas emociones.

 

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