Santiago de Cuba.—
Los vecinos de Mar Verde, playa ubicada a 19 kilómetros de la ciudad
cabecera, jamás olvidarán el infierno vivido en la medianoche del
día 24 de octubre y las horas siguientes por la entrada a Cuba del
huracán Sandy por esa zona.
Como demonios calificaron algunos los vientos, mientras se
refieren al rugido aterrador del mar, que en su avance 200 metros
tierra adentro, con gigantescas olas, casi desapareció el barrio
cercano a las aguas y perjudicó severamente cabañas y locales de
servicios del balneario.
Lázaro Romero, vecino del lugar, aseguró que allí no se recuerda
algo similar, además de expresar el dolor por la pérdida de casas
enteras, quedando sus propietarios solo con la ropa que llevaban
cuando marcharon para protegerse.
Rafael Enrique, participante en esta última tarea, señaló que
alrededor de 108 personas entre evacuados y trabajadores de la
unidad, se resguardaron en dos cabañas del tercer nivel de bloques,
el más alto del balneario, llegando las olas al intermedio.
Allí quedaron en ruinas 25 viviendas y todo el tendido eléctrico
en el suelo, según se constató en un recorrido por ese lomerío que
limita con el poblado de El Cobre.
Una de las últimas casas es la de Ramón Martínez, de 81 años,
quien dio abrigo a tres familias que al amanecer vieron sus moradas
destruidas.
En exclusivas a la AIN contó que su vivienda de mampostería,
tejas de fibrocemento y piso de tierra resistió a esos embates por
su fuerte construcción, buena horconadura y amarre a las cabillas
del cerramento, sin usar clavos.
Esta es una de las razones de la resistencia del hogar de El
Curro, como lo conocen, mientras a su alrededor solo hay destrozos.