El hecho se produjo el pasado domingo al filo del mediodía,
cuando ya habían cesado las lluvias dejadas por el organismo
meteorológico y el sol comenzaba a contrarrestar la humedad del
suelo.
Aquí en el Valle estamos en una carrera contra el tiempo en la
siembra de tomate, de manera que no podemos pensar en día ni hora
para reparar los daños y concluir diciembre con el programa
cumplido.
En Valle de Caujerí fueron afectadas 151,7 hectáreas de tomate,
de ellas 18 en su totalidad. Además, se perdieron posturas en
canteros para 90 hectáreas y se averiaron nueve casas de producción
de simientes y dos quedaron destruidas, relata Céspedes Lobaina
Arias, delegado de la Agricultura en el municipio de San Antonio del
Sur, al cual pertenece el renombrado sitio.
Argumenta que los vientos y lluvias de Sandy también dañaron 43
hectáreas de frijol (19 totales), 31 de garbanzo enteramente, 227 de
plátano (221 totales), 15 de yuca y tres de frutabomba, renglón que,
como el tomate, estará destinado a procesarse en la industria, que a
mediados de diciembre próximo debe arrancar.
Céspedes agregó que: "En principio debíamos concluir las siembras
para el 20 de diciembre, pero ahora debemos extenderlas unos diez
días más para lograr las 400 hectáreas planificadas. No cabe duda de
que hay que trabajar duro y eso es lo que estamos haciendo,
comenzando por la tirada de nuevos semilleros y la siembra de toda
la postura disponible.
"Por lo pronto, reiniciamos las plantaciones en varios sitios,
como las tres Cooperativas de Producción Agropecuaria y las de
Créditos y Servicios Elís Rodríguez y Mariana Grajales. La
reprogramación de las siembras nos obliga a plantar en noviembre no
menos de 200 hectáreas y en diciembre dar el impulso final. Debo
decir que las nueve casas de postura averiadas ya fueron
restablecidas".
El espíritu de trabajo de Valle de Caujerí también está presente
en la Unidad Empresarial de Base Cultivos Varios Yateritas, un
colectivo también comprometido con el abastecimiento de productos
agrícolas a la ciudad de Guantánamo.
En ese emporio platanero se afectaron grandemente 160 de las 172
hectáreas en producción. "Todas las plantaciones con racimos fueron
al suelo por la fuerza de los vientos", relata Arisel Samón Pérez,
director de la UEB.
Detalla que apenas pasó el huracán, se dieron a la tarea de
comenzar a extraer unos 3 000 quintales aptos para el consumo humano
y alrededor de 12 mil destinados como alimento animal.
"Parejamente —narra Arisel—, iniciamos la recuperación de las
áreas, con su reordenamiento y el arrope de las matas derribadas. La
ejecución de esas tareas nos posibilitará rehabilitar los sistemas
de riego que hoy permanecen debajo de las plantaciones abatidas y
aplicar fertilizantes para ayudar a la recuperación del cultivo".
El experimentado agricultor asegura tener diseñado un programa de
siembra emergente de boniato, yuca y calabaza para atenuar el
déficit de plátano en los meses venideros. "Para esa tarea ya
disponemos de 14 hectáreas", asegura con optimismo.