Preparativos en Amancio

Giro a favor de lo que necesita el país

Pastor Batista Valdés

AMANCIO.— Si vista hace fe y fe es sinónimo de confianza, certidumbre, seguridad... entonces no hay duda de que el interior del central Amancio Rodríguez transmite hoy una sensación de aliento, diametralmente opuesta a la que prevalecía por estos mismos días del pasado año.

Foto del autorHoy predomina un clima muy favorable dentro del central.

Equipos diseminados por doquier, estibas de hierros oxidados, motores eléctricos a la intemperie, desgano en el semblante humano, disgusto obrero por la deficiente atención, falta de claridad (ambiental y organizativa)... ello y más devino substrato donde, para colmo, acomodó su efecto una entrada tan tardía de recursos vitales, que la industria se vio obligada a iniciar zafra sin haber realizado pruebas. El resto se conoce: constantes interrupciones, precioso tiempo perdido, incumplimientos, pésima zafra.

Cambios en la dirección del central, en métodos y estilos e incluso en el flujo de recursos con vistas a los preparativos, han revolucionado la mentalidad, agilizan el ritmo de las labores y develan cada vez más potencialidades individuales y colectivas.

"En primer lugar —explica Yoandra Estrada Lima, actual directora— estas reparaciones tuvieron como precedente la aplicación rigurosa de lo que establece la norma técnica 52, para lograr un buen diagnóstico, limpieza, preservación y cuidado de los equipos.

"A ello se une que nos están llegando más oportunamente los recursos, hay mayor control sobre ellos, ya completamos la plantilla, estamos realizando acciones concretas y diferenciadas de capacitación, pretendemos homogeneizar los procedimientos de trabajo por áreas y turnos para que cada quien domine bien sus funciones, lograr mayor estabilidad en el funcionamiento de la industria, evitar problemas y en caso de que ocurran irregularidades, poder precisar luego la causa y quién es el responsable".

Conocedora del potencial humano que subyace y sobre todo de la vergüenza que siempre ha caracterizado a los azucareros del legendario batey, la joven directora ha abierto "el trapiche" a cuantas opiniones, sugerencias u observaciones deseen transmitir los trabajadores, directamente en sus áreas, por intermedio de sus jefes e incluso por escrito en buzones creados para ello.

Positivo saldo deja también un comité de calidad que examina la marcha de los trabajos y abre, igualmente, oídos a la sabiduría obrera.

Sobre la base de todos esos "poquitos" y de una mayor preocupación y ocupación en torno al agua fría, a las meriendas, a la elaboración de los alimentos... se avanza mucho mejor.

"Ya hemos realizado pruebas en las áreas de fabricación y generación de vapor —afirma Yoandra—, se montó la estera del basculador y se le está dando vueltas. Con lo que tenemos a mano, podemos garantizar el 85 % de las reparaciones, hay que trabajar duro, pero eso no nos preocupa porque predomina buen estado de ánimo. Ningún colectivo quiere poner el tiempo perdido después que arranque la zafra. Por eso no me desvela ni el área de molinos, para la cual todavía deben entrar algunas cosas como chumaceras, bujes y otros recursos, según el cronograma".

Sudando "a granel", el pailero Francisco Rodríguez Gutiérrez levanta una mano en señal de combate y sigue "prendido", del mismo modo que Pablo Pol Ramos y Santiago Borroto Acosta: dos mecánicos industriales que han venido a apoyar desde el vecino central Colombia para que el pitazo del Amancio Rodríguez vuelva a escucharse en el Sol.

"Cuando la tribu no sigue al cacique, la cosa anda mal —sentencia Borroto— pero a esta mujer hay que seguirla hasta el final, porque se proyecta bien, sabe lo que hace, viene hasta aquí, nos escucha, tiene en cuenta lo que decimos... y ni a ella, ni a la provincia, ni al país este central puede fallarles".

Beneficiados por la tarea Álvaro Reynoso, diez miembros del colectivo acaban de egresar como ingenieros agroindustriales en la propia sede municipal Haydée Santamaría.

Inmerso en su labor, el personal de mecanización asegura que garantizará su parte en la contienda. Similar afirmación proviene de las unidades que tributarán la caña. Pero no puede haber dejadez con el estado de los caminos o con la vitalidad de los centros de acopio. El reloj marca un conteo regresivo que pasará cuenta mañana a lo que no se haga bien hoy.

Cuba necesita excelente ánimo en sus azucareros, pero también resultados concretos. Tiene pues, este ingenio, la posibilidad de crecerse a lo largo de una zafra que volverá a despegar en diciembre —desde hace 17 años no ocurre así— con un plan que duplica el volumen de lo que quedó trunco el año anterior.

 

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