GINEBRA, 30 octubre.— La ONU reveló hoy que ya son 28.000 los
desplazados por el nuevo episodio de violencia interreligiosa que
enfrenta a las comunidades musulmana y budista en la región de
Rajine (Arakan), en el oeste de Birmania.
Esta cifra supone 6.000 personas más con respecto a las
estimaciones realizadas por la organización el último fin de semana.
Las víctimas del desplazamiento forzado provienen en su gran
mayoría de la comunidad rohingya, de confesión musulmana y que está
compuesta por unas 800.000 personas en todo el país, donde no se les
reconoce ningún derecho porque se considera que provienen de
Bangladesh, de modo que viven como apátridas.
Los violentos enfrentamientos entre ambos grupos religiosos se
reanudaron hace unos diez días, después de algunas semanas de pausa,
y han causado "decenas de muertos" y más de 4.600 viviendas han sido
incendiadas en varias localidades, según el Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Este organismo envió en los últimos días una misión especial a
Rajine para evaluar la situación.
"Lo que nuestro personal constató es la magnitud de la
destrucción y desplazamiento, y que muchos desplazados están ahora
en zonas de muy difícil acceso", señaló en Ginebra el portavoz del
ACNUR, Adrian Edwards.
Más de 3.000 víctimas de la violencia huyeron recientemente en
botes hacia la capital de Rajine, Sittwe, para buscar ayuda en
campamentos de desplazados, que ya albergan -en la ciudad y
alrededores- más de 75.000 personas.
"Con este nuevo flujo de gente, los campamentos que ya estaban
repletos están bajo presión extrema y más allá de su capacidad en
términos de espacio, cobijo, alimentos, agua y artículos básicos.
Los precios de la comida se han duplicado y no hay suficientes
doctores para tratar a los enfermos y heridos", señaló el portavoz.
Edwards dijo que se cree que hay otras 6.000 personas que están
varadas en embarcaciones en la costa oeste de Birmania.
La ola inicial de violencia estalló el pasado 28 de mayo y causó
88 muertos, la mayoría musulmanes, y su detonante fue el hallazgo
del cadáver de una mujer budista violada y asesinada por tres
musulmanes.