"Nuestras judocas tienen siempre la exigencia de estar entre las
mejores", repite Ronaldo Veitía, convencido, y sus muchachas no le
dejan mal parado: casi nunca se bajan del podio. Gesta que han
repetido nuevamente este fin de semana, al conquistar una medalla de
bronce en el Campeonato Mundial por equipos, en la ciudad brasileña
de Salvador de Bahía.
Pasan los años, cambian las caras y cambia el judo. Pero la
selección femenina cubana continúa siendo un valor seguro, como
demuestran su segundo lugar por países en los últimos Juegos
Olímpicos o el tercero por elencos en el Mundial del año pasado que
acaba de reeditar ahora mismo, por solo citar los logros más
recientes en una hoja de ruta envidiable.
Lo de codearse con las mejores no es un eslogan. Tras vencer esta
vez a Argelia (5-0) y Turquía (4-1), solo cedieron en semis ante
Japón —que recuperó el título en la final contra China—, y sin la
campeona olímpica Idalis Ortiz (+78 kg), con molestias en su rodilla
izquierda, se impusieron a Rusia (3-2). Maricet Espinosa (63) se
llevó la nota más destacada al ganar tres de sus cuatro combates por
ippon en menos de un minuto y Ónix Cortés (70) sentenció el punto
decisivo para regresar al cajón de premiaciones, coronando el
esfuerzo colectivo de Yanet Bermoy (52), Aliuska Ojeda (57) y
Kaliema Antomachín (78).
El día después dejó el tatami para el equipo varonil, que debutó
airoso sobre el de Estados Unidos (4-1), pero evidenciando una
renovación aún más profunda que la del femenino, no pudo contra dos
escuadras bien experimentadas como la del campeón saliente Francia
(2-3) y Georgia (2-3), que lo superó en la repesca por la discusión
del bronce y terminó relegándolo al séptimo lugar.
No obstante, ya lo había advertido su entrenador Justo Noda,
quien así y todo pudo apreciar el potencial de sus pupilos como
Gilberto Solar (66), vencedor en dos de sus tres peleas, para
secundar el invicto del submonarca olímpico Asley González (90),
antes de la base de entrenamiento que sostendrán en Brasil.
En la lid masculina, Rusia refrendó la supremacía exhibida en los
Juegos Olímpicos de Londres sobre Japón, escoltados por Georgia y el
anfitrión Brasil, que rubricaron bronces en cada sexo.