Las elecciones del 2012 en Estados Unidos

Los candidatos califican para la Gran Final

Ramón Sánchez-Parodi Montoto *

En el panorama electoral de Estados Unidos, las dos últimas semanas estuvieron dominadas por el impulso que recibieron las aspiraciones de Romney como resultado de "ganar" (ver artículo "¿Habrá nuevo clímax tras el debate en Denver?", Granma, 5 de octubre del 2012) cómodamente la confrontación con Obama en el primer debate el 3 de octubre. Lo que hasta ese momento pareció un camino despejado para la reelección de Obama, se convirtió en virtud de las encuestas en una elección cerrada en la cual Romney "cogió un segundo aire". En esta "segunda vuelta" le tocaba a Obama, para no ver afectadas sus posibilidades de triunfo, "ganar" el debate con formato de "reunión de la comunidad" (en inglés: town hall meeting,) concertado para el martes 16 de octubre en la Hofstra University, en New York.

No encuentro mejor forma de comentar lo sucedido que (con perdón de nuestros excelentes narradores deportivos), desdoblarme en cronista boxístico.

Romney subió al cuadrilátero confiado por los resultados de la victoria alcanzada en el combate anterior y decidido a mantener la misma estrategia y ritmo de pelea que le dio el triunfo el 3 de octubre. Pero se encontró con un contrincante que había aprendido la lección y vino con nuevos aires y un plan de pelea totalmente diferente. Obama salió lanzando golpes efectivos desde que sonó la campana, con un directo al pecho de Romney trayendo a colación la oposición del candidato republicano al "rescate financiero" a la industria automovilística (importante en el decisivo estado de Ohio), que quedó sin respuesta efectiva.

Durante los 90 minutos de duración del combate, Obama se plantó en el centro del cuadrilátero e impuso su tren de pelea. (Obama lanzó más golpes: estuvo unos cuatro minutos más que Romney en el uso de la palabra). Intercambió golpes en la larga distancia, atacando los planteamientos de Romney que no había cuestionado en el debate anterior, alcanzándolo con algunos "jabs" y llevando en ocasiones el intercambio a la corta distancia —ataques en el plano personal— donde asestó algunos "ganchos" contundentes que llegaron a poner fuera de balance a su rival. (Ejemplos: "Esa insinuación suya... es ofensiva"; o "no he revisado mi fondo de pensión; no es tan grande como el suyo"). Le cupo a Obama cerrar el combate con un directo a pleno rostro de Romney cuando recordó las infaustas (para el republicano) y ya archiconocidas declaraciones del pasado 17 de mayo en las cuales su oponente calificó al 47 % del electorado como personas que se declaraban víctimas y pretendían vivir mantenidos por el estado. Sonó la campana que puso punto final al combate y Romney se quedó con el golpe dado.

Todos los temas del debate (empleos, impuestos, energía, déficit fiscal, inmigración, atención a la salud, educación, Libia, entre los principales), ya habían sido tratados en la primera vuelta. Por eso los resultados fueron por corto margen y de efectos temporales ya que trataban la forma y no el contenido. Así y todo, ambos contendientes quedaron calificados para la gran final del 6 de noviembre.

Obama "ganó", tal como estaba obligado a hacer. Le cerró el paso a Romney, mostrándole que también tenía pegada y podía alcanzarlo con golpes efectivos. Obama mostró a los espectadores (sobre todo a los pocos votantes aún indecisos) que está bien entrenado, cuenta con recursos técnicos y sabe imponer su ritmo de pelea. Una encuesta de Reuters/Ipsos del pasado miércoles por la tarde dio como "ganador" del debate a Obama, según la opinión del 48 %, frente a un 33 % que vio vencedor a Romney. Previamente, casi al concluir el encuentro, encuestas "instantáneas" de CNN y CBS dieron ganador a Obama por siete puntos de ventaja.

El alcance de este debate se verá en un plazo más largo, porque ya hoy viernes la población entra en "receso" de atención a las elecciones durante el fin de semana y los candidatos tendrán que dedicarlo a prepararse para el último debate el lunes 22 de octubre, en Boca Ratón, Florida —la misma ciudad donde fueron grabados los comentarios de Romney sobre el 47 %— . El tema central será la política exterior, con un formato igual al del primero, y favorece a Obama por dos razones fundamentales: primero: a diferencia de lo que sucede con la economía, la gestión de Obama en política exterior es considerada de manera favorable por un amplio margen de los votantes; segundo, es tradicional que en este campo haya un consenso "bipartidista" de apoyo a la gestión de política exterior del presidente. Refutar o atacar al presidente en ejercicio (en este caso Obama) en el terreno de las relaciones internacionales se hace una cuesta arriba resbaladiza para Romney quien deberá ser comedido en sus ataques.

Cuando concluya ese último debate faltarán justo dos semanas antes del día de las elecciones. El tiempo político es mínimo; no habrá más eventos electorales de carácter nacional y solamente resta el trabajo sobre el terreno para conseguir que la gente vaya a votar, especialmente en los ocho estados decisivos.

Debo señalar que desde finales de septiembre se está produciendo la votación adelantada en un grupo de estados que ya suman unos 40 y se han registrado los votos de más del 7 % de la población. Incluso ya Michelle Obama envió su voto por vía postal a Chicago y Barack depositará el suyo en persona durante una visita a dicha ciudad el 29 de octubre, algo sin precedente (el voto adelantado) para un candidato presidencial. Según Gallup, Obama tiene amplia ventaja en esta votación.

El miércoles 17, ambos equipos de campaña dirigieron su atención a los estados decisivos: Obama visitó Iowa, por la mañana, y Ohio, por la tarde. Por su parte, el vicepresidente Biden estuvo en Colorado y Nevada. Romney lo dedicó al estado de Virginia y el candidato vicepresidencial, Paul Ryan, junto con Condoleezza Rice, hizo campaña en Ohio. El jueves por la noche Obama y Romney, sucesivamente, pronunicaron discursos en la tradicional cena Alfred E. Smith Memorial en el hotel Waldorf Astoria de New York. Antes Obama visitó New Hampshire. Biden estuvo en Nevada y Ryan en Florida.

De acuerdo a los últimos pronósticos, Obama tiene la situación más favorable (aunque por mínimo margen) en Wisconsin, Nevada, Iowa y New Hampshire). En esas condiciones, Ohio, con 18 votos electorales, donde también tiene ventaja, se convierte en pieza clave para lograr la victoria final. Un triunfo en Virginia, que también tiende a favorecer a Obama, le brindaría el camino a la reelección.

En cuanto a Romney, tiene una ventaja sostenida aunque también estrecha en Florida y es este su estado clave, pero también tiene ventaja mínima en Colorado. Aun ganando esos dos estados, para bloquearle el camino a la Casa Blanca a Obama, tiene que derrotarlo en Virginia y Ohio, y en alguno de los otros cuatro estados de menor numero de votos electorales.

Esta es la más viable ruta hacia la victoria para cada uno de los dos candidatos, porque no parece factible que ocurran hechos sorpresivos o en gestación que den un vuelco a la balanza electoral. Aunque algunos centros de pronósticos sitúan como estados en disputa a Michigan y Pennsylvania, catalogados como estados seguros para el candidato demócrata o a North Carolina, de igual categoría en el bando republicano, desde diferentes puntos de vista es muy difícil que no se comporten de la manera tradicional. Por eso, el criterio prevaleciente es que en 42 estados más el Distrito de Columbia, la elección ya está decidida y Obama puede contar con 237 votos electorales a su favor y Romney con 206. La decisión última estará en dependencia de lo que suceda en los ocho estados del "campo de batalla", que acumulan los restantes 95 votos electorales.

Mientras tanto, el circo continúa. Los medios de difusión y las redes globales "hiperdifunden" hasta el nivel "viral" cualquier mínimo detalle y dan énfasis a los indicios de que estamos en presencia de una contienda cerrada. Se calcula que solo en propaganda política se gasten en estas elecciones más de 3 300 millones de dólares. En Las Vegas, Nevada, con un total de 73 mil distintos anuncios de propaganda electoral se impuso el récord nacional de más anuncios televisados en un año. Los equipos de campaña rompen los récords de recaudación y se mantienen recaudando.

Y los animadores del circo gritan: ¡Que siga el espectáculo!

* Fue Jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington entre 1977-1989 y Viceministro de Relaciones Exteriores.

 

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