El mar no es infinito, ni inagotable, y la vida que alberga está
disminuyendo. El aumento total de la temperatura unió los océanos
Pacífico y Atlántico generando el movimiento más grande de especies
marinas ocurrido en dos a tres millones de años.
Un estudio de febrero del 2012 de 14 ecosistemas protegidos y 18
desprotegidos en el Mar Mediterráneo demostró que se están agotando
rápidamente sus recursos. Un estudio científico de tres años
encontró que áreas marinas que cumplen la reserva de población de
peces tienen cinco a diez veces más vida marina que los lugares
desprotegidos.
Pensábamos que el mar era infinito e inagotable. No lo es, y
estamos adquiriendo una nueva visión del probable futuro desierto
más grande de la tierra. El incremento de las temperaturas oceánicas
durante los veranos más recientes derritió tanto hielo que abrió un
paso del Océano Pacífico al Atlántico Norte, permitiendo que el
plancton, peces y hasta ballenas ingresaran a territorio
desconocido.
El descubrimiento generó miedo de que las delicadas redes marinas
alimentarias puedan resultar desequilibradas y conducir a algunas
especies a la extinción, como resultado de la competencia por la
alimentación entre las especies nativas y los invasores que buscan
alimentarse.
Científicos que han estado colaborando en el proyecto Cambio
Climático e Investigación de Ecosistemas Marinos Europeos
encontraron que una especie de plancton, llamado Neodenticula
seminae, está viajando por el Atlántico a través de un paso
abierto varias veces en la década pasada que conecta el Océano
Pacífico con el Atlántico. Especies más grandes, como la ballena
gris, también emigran a través de la abertura recientemente formada
e incluso han sido vistas y ocasionalmente fotografiadas en el
Mediterráneo.
El profesor Chris Reid, del Laboratorio Marino Plymouth, de la
Fundación de Ciencias Oceánicas Sir Alister Ardí, dijo: "Parece que
por primera vez, en probablemente miles de años, una enorme área del
agua de mar se abrió entre Alaska y el oeste de Groenlandia,
permitiendo una transferencia enorme de agua y de especies entre los
dos océanos".
Julia Whitty, de Onearth.org, escribió sobre el fin del
mito de los océanos inagotables e infinitos. "El océano es el hogar
de la vida con agregaciones escalonadas de multiespecies y un linaje
de tres mil millones de años, más viejo que cualquier cosa sobre el
nivel del mar. Su reino tridimensional comprende el 99 % de todo el
espacio habitable y está integrado a gran parte de la vida". Solo
una onza de agua de mar es el hogar de millones de microorganismos,
pero la "civilización tecnológica" —y el capitalismo descontrolado—
lo está destruyendo entero.
Entre otras señales de desolación y muerte, se citan los derrames
petroleros, la captura masiva e indiscriminada de peces por grandes
corporaciones, que se adueñaron de los mares y controlan la pesca de
arrastre, y la muerte de innumerables cetáceos y aves marinas por
ingerir basura plástica mortal, abundante en los mares. Whitty hizo
notar que desaparecen en silencio las conchas marinas, los cangrejos
de herradura, las tortugas de mar y sus huevos, los huevos de
tiburón y rayas, cunde la ruina en los corales perdidos, las playas
disminuyen y las anguilas, que tras emigrar miles de kilómetros del
océano al río y viceversa, parecen haberse evaporado de la faz de la
tierra.
La ciencia comenzó a descubrir recientemente la fragilidad de los
mares, pero quizás sea un poco tarde para aprender a apreciar la
vulnerabilidad asombrosa del océano, sugirió la autora. "Los mares
no son infinitos ni inagotables. Es el depósito de todos nuestros
agentes contaminadores, que le llegan río abajo, y parte de un
sistema dinámico, intenso e interactivo con la tierra y la atmósfera
que atañe a todos los seres vivientes. Solamente en la última década
la ciencia descubre que el océano es frágil de la manera en que las
cosas realmente enormes son vulnerables, con una resistencia
vacilante, a punto del hundimiento. Con todo, nuestro comportamiento
está retrasado, detrás de nuestra comprensión y el océano aguarda
nuestra acción".
"El océano es un reino profundo, oscuro, distante y complejo que
cubre 70,8 % de la superficie de la tierra. Tenemos mejores mapas de
la superficie de Marte que de nuestro propio fondo marino. Incluso
debajo de nuestra piel, somos un océano de plasma, tan entrelazado
con los mares externos que no podemos saber fácilmente sobre
nosotros mismos o nuestro mundo de agua", escribió Whitty.
"Una de cada siete personas de la tierra depende de alimentos del
mar como fuente de proteína primaria. Sin embargo, una de las
evaluaciones más optimistas calcula que las industrias pesqueras de
todo el mundo han agotado hasta un tercio del recurso, con un siete
a un 13 % colapsado que quizás tampoco pueda recuperarse. Estas
declinaciones ocurren mientras vivimos: el atún de aleta azul, que
alguna vez fue barato, llegó a precios exorbitantes; especies que
una vez fueron despreciadas por el mercado se convirtieron en
favoritas cuando comenzaron a desaparecer".