Pero al menos nos dan un botón de muestra de cómo se desenvuelven
en el terreno y en qué fase de la puesta en forma se encuentran
después de casi un mes de arduo trabajo en el Latinoamericano, bajo
la pupila vigilante de dos conocedores profundos como lo son Jorge
Fuentes y Víctor Mesa, una combinación perfecta de dinamismo y
sabiduría.
Para nadie es un secreto que hay hombres indispensables en esta
nómina. Sería una noticia no ver en la alineación regular al mejor
discriminador de lanzamientos de la pelota cubana, Frederich Cepeda,
o al lanzador de mayores recursos hoy por hoy, Yadier Pedroso,
además de Yulieski y Pestano, por solo mencionar a cuatro estrellas.
Otros son los problemas. Uno de ellos es encontrar a un segunda
base que supla la ausencia de Héctor Olivera, algo sumamente difícil
pues el santiaguero aúna fuerza, velocidad, tacto y habilidad a la
defensa. Aspirantes hay varios: José Miguel Fernández, Juan Carlos
Torriente, Dayán García, sin descartar el volver a la fórmula de
Michel Enríquez a la antesala y Yulieski a la intermedia.
Otro handicap es la ausencia de un cerrador efectivo. Ya no
contamos con Pedro Luis Lazo y el béisbol cubano sigue afectado por
una filosofía expresada en incontables ocasiones, especialmente en
los play off: "aquí todo el mundo abre, releva y cierra", un
craso error que nos distancia de lo aceptado en el béisbol de
nuestros días. Más del 50 % de los juegos se ganan o se aseguran con
el pitcheo relevo, mal llamado "de segunda".
Hay esperanzas, sin embargo. Una de ellas es el granmense Leandro
Martínez, un zurdo con buen control (y siempre se ha dicho que este
tipo de lanzadores resulta muy eficaz), al que se unen hombres como
Pablo Millán Fernández —necesitado de mayor peso corporal—, y el
veterano Norberto González. La posibilidad de incorporar a este
grupo a Pedroso no me parece acertada, pues él tiene armas
suficientes para reducir a sus rivales a la mínima expresión en una
buena cantidad de entradas.
En apretada síntesis, llamaron la atención en los dos partidos la
disposición de los bateadores a dirigir la pelota hacia la banda
contraria, buscando mayor espacio del centro hacia la derecha, y el
cuadrangular de Alexei Bell, por haber sido conectado a un primer
lanzamiento que venía por la zona. A demasiados hombres colocados en
el centro de la alineación los hemos visto esperar envíos bateables
en conteos favorables. Una última: la colocación de Rusney Castillo
como segundo bate pudiera ser un aviso de que se busca un nuevo
"hombre proa".
Apartándonos del terreno, de lo técnico y lo táctico, llamo la
atención sobre un tema que afecta especialmente a la afición: el
horario de inicio de los encuentros. Soy de la opinión, compartida
con algunos colegas y funcionarios de la Dirección Nacional de
Béisbol, que las ocho de la noche —y en la Serie Nacional son 15
minutos más tarde—, es un horario inadecuado. El primer choque
finalizó a las 11 y 24 minutos, cuando es difícil encontrar un
ómnibus para emprender el regreso a casa.
Vale la pena analizar la posibilidad de un ajuste en la
programación. Estoy seguro de que millones de cubanos, lo
agradecerán.