Técnicamente la justa no le favorece mucho, pues a pesar de que
enfatiza en sus sesiones diarias sobre los elementos subacuáticos,
la flexibilidad a la hora de realizar el delfín (movimiento
oscilatorio al entrar al agua) y el giro, aún no logra suplir un
déficit de años de trabajo en dichas cuestiones. Eso sí, al decir de
su entrenadora María Luisa Mojarrieta (Lulú), ha evolucionado
bastante en la reacción y el empuje desde el bloque de arrancada.
Por estos días, junto al resto de los cinco preseleccionados
—completan la relación los espaldistas Pedro Medel y Armando
Barreras, y el también exponente del estilo mariposa Lázaro Bergara—,
Hanser asalta desde las siete de la mañana la piscina de la escuela
Marcelo Salado para cumplir, bajo la mirada acuciosa de Lulú, su
plan de entrenamiento diario.
Se trata, en este mesociclo de preparación general, de casi seis
horas diarias, dos de ellas de gimnasio y 58 kilómetros recorridos a
nado semanalmente. Su experiencia en la edición precedente de Dubai
2010 no fue grata: Ancló en el lugar 29 de los 50 metros con crono
de 22.13 segundos y en el hectómetro terminó vigésimo, avalado por
47.81.
En este minuto se encuentra en 86 kilogramos de peso, —el
competitivo frisa los 81 kg—, algo por encima debido a que ha hecho
hincapié en el aumento de la masa corporal. Eso se traduce en un
trabajo con altos volúmenes de carga en esta etapa para, a medida
que se acerque la justa, disminuir y tratar de mantener la fuerza
máxima.
De vuelta a este 2012 de éxito, el punto de partida hay que
fijarlo antes. Octubre del 2011, XVI Juegos Panamericanos de
Guadalajara, ahí Hanser despertó a la natación cubana de un letargo
que databa desde Winnipeg 1999. Plata y bronce en cien y 50 metros
libre con cronos respectivos de 48.34 y 22.15, en ambos casos
récords nacionales.
El circuito Mare Nostrum le deparó cuatro preseas, un oro, dos
platas y un bronce, además del subtítulo en el Trofeo Sette Colinas,
de Roma, Italia. Lo más relevante fue el hecho de codearse con
muchos de los mejores libristas del planeta, a quienes nuevamente
verá en aguas turcas.
Llegaría a Londres, donde acarició el olimpo deportivo con ese
tiempo de 48.04 que le abrió las puertas de la final, y que luego
repitió para culminar séptimo bajo los cinco aros.
Una hazaña materializada en poco más de tres años. Nuevamente el
pueblo tiene toda su confianza depositada en él. A pesar de los
inconvenientes, la alberca dirá el veredicto.