Combate cuerpo a cuerpo en el polígono

Mantener en óptimas condiciones cada área, equipo o medio, es el broche dorado para cerrar con éxito la preparación integral

PASTOR BATISTA VALDÉS

PUERTO PADRE, Las Tunas.— Como tantos, en su adolescencia Mario Pavón Pupo anheló también tener entre las manos un fusil, dominar a la perfección todas las reglas, procedimientos para el tiro y no dejar un blanco en pie sobre el "escenario de combate".

Foto del autorEl personal chequea cada detalle con vista al segundo semestre del año de preparación para la defensa.

Lo que quizás nunca imaginó fue que al ser llamado para cumplir su servicio militar, sería protagonista anónimo de algo tan necesario e importante como disparar: el acondicionamiento de los polígonos, como espacio donde miles de cubanos coronan y demuestran la validez real de lo aprendido.

"Las instalaciones y la técnica con que contamos aquí siempre se han caracterizado por estar listas para la realización de las actividades previstas" —afirma el mayor Heriberto Díaz Suárez, integrante de la jefatura en uno de los centros de estudio con que cuenta el Ejército Oriental.

Esa permanente capacidad, sin embargo, no es obra del azar.

Sometidas durante todo el año a un intenso uso por parte de infantes, francotiradores, tanquistas, artilleros terrestres y antiaéreos, tropas especiales, milicianos, reservistas¼ las distintas áreas requieren el correspondiente mantenimiento para conservar su vitalidad.

Por ello, son vitales el cuidado y la observación de la instalación en todo momento, como lo son también las acciones concretas de mantenimiento, perfeccionamiento y acondicionamiento.

Así, el personal que integra la plantilla de cada polígono une sus esfuerzos con los miembros de la brigada de mantenimiento e incluso fuerzas de la propia unidad, en interés de su preparación para darle continuidad al año de instrucción.

Es fácil comprender, entonces, por qué mientras el soldado Yannier Enrique Rivas retoca, brocha en mano, angulares y láminas de metal, los soldados Pablo Leyva Velázquez y Rafael Sánchez Mayo verifican cada detalle a las baterías de acumuladores, extensiones, levantadores de blanco, pizarras de control y otros componentes indispensables para que nada falle a la hora de realizar el tiro.

"A cierta distancia", e igualmente entregados a la ardua faena, otro pequeño grupo de soldados "baten a tiro limpio de machete" la hierba que se empecina en asomar cabeza dentro del polígono, en tanto otros reacondicionan un tramo de trinchera cubierta, a fuerza de pico y pala.

"En medio de estos trabajos —añade el mayor Heriberto Díaz— nuestro personal ha realizado valiosas innovaciones y soluciones, aplicando el pensamiento creador, la ciencia y la técnica. Por cierto, recientemente fueron estimulados por esa razón un grupo de compañeros".

Lo que no debe ocurrir bajo ningún concepto, ni aquí ni en la red de polígonos y áreas con que cuenta el país para la preparación del personal en tiempo de paz, es que algo falle en el momento crucial.

Para evitar una situación así, interactúan manos tan consagradas y diestras como aquellas que permanecen igualmente listas para empuñar cualquier tipo de arma cuando sea preciso, gracias a la efectividad y precisión con que funcionan estos polígonos.

 

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