La
agregada cultural de la embajada de Japón en Cuba, Maki Ashida,
destacó aquí el arte de cultivar árboles y plantas en la isla,
reduciendo su tamaño mediante técnicas, a propósito de la Bienal
Bonsái Habana, inaugurada este martes.
Como diplomática y como una ciudadana japonesa más, siento gran
alegría de saber que en Cuba hay personas dedicadas a fomentar esta
parte de nuestra cultura, dijo Ashida en declaraciones a Prensa
Latina.
Realmente es impresionante esta dedicación, sobre todo por las
condiciones que son muy diferentes a las que tenemos en Japón ,
significó.
En tal sentido, destacó el esfuerzo por desarrollar un arte tan
bonito, a pesar del clima, las especies de las plantas, los
utensilios y los fertilizantes, reconoció.
Al valorar el arte del Bonsái, originado en China hace unos dos
mil años, dijo a Prensa Latina que en su país tiene una historia muy
larga, pero también reconoció el movimiento vanguardista que se
fortalece en la actualidad.
Sobre la experiencia que ha acumulado con la visita a varios
países, Ashida apuntó que ha podido percibir que el bonsái se ha
convertido en un arte a nivel mundial, en el que Cuba está incluida,
reflexionó.
La diplomática expresó que a los japoneses le gusta tener una
parte de la naturaleza dentro de la casa, o cerca de ella, por eso
han creado innumerables fórmulas para el cuidado del bonsái,
realidad que se transmite de generación a generación, consideró.
Ante el fomento de esa cultura, durante la jornada estival y
auspiciado por el grupo Bonsái Habana, la Bienal se celebra en esta
capital, este año en su cuarta edición, del 23 al 28, en el Museo
Nacional de Artes Decorativas.
Unas 70 piezas cultivadas en esta ciudad están en el Jardín de
las Cuatro Estaciones de la institución cultural para ser apreciadas
por el público, afirmó el promotor del grupo, Yosvanis Fornarys.
Según los especialistas, el bonsái fue llevado a Japón hace unos
800 años, etapa desde la cual se perfeccionó y evolucionó al arte
actual.
Desafortunadamente, consideraron, muchos de los especímenes más
antiguos desaparecieron durante la Segunda Guerra Mundial (entre
1939 y 1945).