Hace poco más de una semana un hombre de 54 años se plantó
delante del Congreso de los Diputados italiano. Se roció con un
líquido inflamable que llevaba en una pequeña mochila y se prendió
fuego con un mechero.
Los carabinieri que hacen guardia delante del Parlamento
intentaron apagar el fuego pero todo esfuerzo fue inútil. Angelo di
Carlo fue traslado a un hospital romano con quemaduras en el 85% de
su cuerpo. Murió ocho días más tarde.
En la mochila que llevaba encima la policía encontró dos cartas:
una dirigida a su abogado y otra a su hijo Andrea al que le dejó los
160 euros que llevaba encima.
Di Carlo, un obrero desempleado originario de Roma pero residente
en la provincia de Forlí desde hacía años, atravesaba serios
problemas económicos. Estaba viudo y sobrevivía gracias a trabajos
esporádicos pero desde hacía meses no conseguía uno con el que
mantenerse. Además estaba inmerso en un proceso judicial con tres
hermanos por una herencia.
El fallecido militaba en varias asociaciones locales y era
políticamente activo, cercano al movimiento '5 Estrellas' de Beppe
Grillo. La pasada noche en Forlí, sus compañeros organizaron una
vigilia para recordarle "sin eslóganes ni banderas".
Aseguran que el hecho de elegir morir delante del Parlamento fue
su último acto de protesta. Un acto simbólico para recordar no sólo
su situación sino la de tantos otros. "El gesto de Angelo no tiene
que ser visto como un gesto extremo sino analizado en todos sus
significados. Tiene que hacernos reflexionar", explican sus
compañeros. "Angelo no ha actuado así por protagonismo sino para
llamar la atención hacia una dificultad común", dicen.
(Tomado de El Mundo)