Padre de 42 en dos décadas

Germán Veloz Placencia

HOLGUÍN.— Ofrecer ternura y cariño es el acto que más distingue a Rogelio Cruz Sierra, en quien convergen sensibilidad, vocación por el magisterio y respeto a los deberes de director del Hogar de Niños sin Amparo Familiar No. 2, de la capital provincial.

Foto del autorRogelio en uno de sus frecuentes intercambios con parte de la “prole” y del personal de servicio.

"Si desconoces la consagración, no puedes trabajar aquí. Con nosotros hay ahora 18 menores de diferentes edades, necesitados de afecto, comprensión y orientaciones.

"Mi esposa también labora en la Enseñanza Especial y es la primera en apoyarme. Lo normal es llegar a las 7:00 a.m. al Hogar y retirarme a casa después de la comida de los muchachos. Si alguno se enferma, me quedo para ver cómo evoluciona, y eso que aquí siempre hay una enfermera y una auxiliar de guardia. Si el caso es de ingreso, permanezco en el hospital el tiempo necesario".

Cuando el tema aflora en la conversación con niñas y niños presentes, Osbel Hernández —futuro percusionista, según afirma— muestra una cicatriz junto a uno de los oídos, huella de la delicada intervención quirúrgica que lo mantuvo hospitalizado durante 35 días. "Él (Rogelio) me acompañó muchas noches, igual que otras seños".

Adorable, Yamilka Rivero, otra de las infantes, introduce el tema de la próxima visita a la Isla de los Niños, en Cayo Saetía.

"Nos iremos en unos días", dice Rogelio, mientras les recuerda la reciente estancia en otro sitio de descanso junto al mar.

"Bueno, se lo merecen. Todos cruzaron de grado, los de Primaria, Secundaria, Enseñanza Especial y Politécnico. Los días de clases nos mantienen atareados porque hay que estar al tanto de los resultados docentes. Nos dividimos el trabajo; por ejemplo, la Trabajadora Social visita las escuelas frecuentemente y me comunica los resultados. Si hay algún problema, voy a conversar con los maestros o profesores en busca de soluciones conjuntas."

Rodeado de su "prole", Rogelio continúa recibiendo elogios, pero no es egoísta y reclama méritos para los 16 restantes integrantes del personal responsable del funcionamiento del Hogar. Así explica que Caridad del Río Serrano, la subdirectora, es una eficiente administradora.

El grupo insiste en reconocer a Rogelio. Vuelve a hablar Yamilka: "Es el mejor papá". Carlos Manuel, inquieto pupilo que desea ser agente de protección, revela su cariño con una sonrisa plena. Claudia le regala una mirada tierna porque la apoya en los deseos de ser estilista en un Salón de Belleza.

Rogelio los observa con bondad, la misma dedicada a los 42 egresados de los dos hogares de este tipo en los que ha trabajado en los últimos 21 años.

"Creamos lazos para toda la vida. Donde quiera que estén, quienes pasan por aquí son mis hijos y siempre podrán solicitar consejos y cualquier otra ayuda".

 

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