Durante la presentación del informe anual de su gestión ante la
Asamblea Nacional, Correa aseguró que en los diez meses que le
restan a su mandato seguirá luchando contra la miseria, porque "el
pecado social es la enorme diferencia entre ricos y pobres en
nuestra América Latina. Se trata de atacar frontalmente la
inequidad, para lo que se necesitan revoluciones en estructuras
políticas, económicas y sociales (...) En Ecuador, con una
redistribución de la riqueza se puede acabar con la pobreza".
En la presentación resaltó que con la Revolución Ciudadana los
avances son históricos, y precisó que la pobreza por ingreso ha
bajado más de 11 puntos porcentuales.
El Jefe de Estado añadió que la pobreza extrema se redujo del
16,5 % al 9,4 %, ello "gracias al crecimiento económico y a la
redistribución del ingreso. Por primera vez en el país la pobreza
absoluta es menor al 10 % de la población".
Señaló que para tener una nación más equitativa y sin miseria es
necesario aplicar cuatro normas: "Que los ricos paguen más
impuestos, que los ingresos sirvan para financiar con igualdad de
oportunidades, gobernar los mercados en función de los objetivos
sociales y adecuar la distribución del acervo social, tanto público
como privado".