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Guardianes del bosque
FREDDY PÉREZ CABRERA
Pudiera parecer que la labor de cuidar la salud de los bosques
fuera una tarea monótona. Mas, cuando uno conoce a los hombres y
mujeres que laboran en el circuito Sabanas de Manacas, que comprende
parte de los territorios de Santo Domingo y Corralillo, al norte de
Villa Clara, descubre la verdadera pasión por un oficio plagado de
sacrificios, el cual también tiene muchísimos encantos.
José
Luis Espinosa Pérez, jefe de la unidad.
Enfundados en sus uniformes, cada día salen a recorrer, a pie, a
caballo, en tractores o en las camionetas de intervención rápida,
decenas y decenas de kilómetros, con la misión de cuidar y advertir
cualquier posibilidad de incendio —el enemigo más grande que tiene
nuestra floresta— o descubrir algún hecho de tala ilegal.
El joven Vladimir Ferrer Ramírez, quien reside en el poblado de
Gavilanes, ya se ha hecho famoso por la exigencia mostrada en la
preservación del área a él asignada. Muy temprano en la mañana monta
uno de sus caballos y sale a dar el recorrido habitual. Si ve a
alguien fumando, se detiene para explicarle lo nocivo de tal
conducta y las medidas de precaución a tomar. A los campesinos
advierte acerca de la necesidad de evitar los fuegos descontrolados
en esa zona, donde se encuentra el único bosque modelo de Cuba.
Y como Vladimir, sienten todos los jóvenes de las dos brigadas
que componen la unidad, quienes consideran a ese cuerpo del
Ministerio del Interior (MININT), crisol y escuela donde han forjado
su carácter, al cual deben todo lo que son.
De tal
árbol, tales ramas
José Luis Espinosa Pérez es el jefe de la unidad perteneciente al
cuerpo de guardabosques de la provincia, encargada de proteger el
circuito Sabanas de Manacas. Hace más de 15 años que anda en estos
trajines, y no se arrepiente del oficio escogido.
Eso de que es un trabajo aburrido no lo comparto. Usted no sabe
el encanto que tiene salir por la mañana y respirar ese aire fresco
con olor a pino, eucalipto, teca y otras plantas. Eso es medicina,
periodista, expresa el guardabosque.
"No sabe cuánto sufro cuando se produce un incendio de grandes
proporciones, como el ocurrido en abril de este año, que destruyó
decenas de hectáreas de árboles maderables. Imagínese, ver
destruirse en pocas horas el trabajo de veinte o más años, es duro",
señala José Luis.
"Duele pensar que la gran mayoría de los siniestros son causados
por negligencias, por eso exijo a mis muchachos ser intolerantes con
las indisciplinas, sobre todo aquellas capaces de provocar fuegos,
como esos fumadores que arrojan colillas de cigarro, a quienes
advertimos y multamos cuando es necesario", añade Espinosa.
Acerca de los jóvenes de la brigada, expresa que han demostrado
muchas veces capacidades para ser el relevo, por su disciplina y
valor en el cumplimiento de todas las tareas. |