Las Naciones Unidas han llamado al gobierno de Birmania a lanzar
una completa investigación sobre los hechos de violencia
protagonizados por la comunidad budista, mayoritaria en el país
asiático, y la minoritaria comunidad musulmana, y el posterior
accionar de las fuerzas de seguridad.
Se informó que al menos 80 personas murieron en los
enfrentamientos entre ambas facciones.
En el último día de su visita a Birmania, el funcionario de la
ONU Tomas Ojea Quintana dijo que ha escuchado numerosos reportes de
violaciones a los derechos humanos.
Quintana añadió que los testimonios que le hicieron llegar acusan
a soldados y policías de asesinatos, tortura y arrestos arbitrarios
tras los enfrentamientos sectarios.