Deficiencias en los contratos donde no se especifican los plazos 
			de entrega o la calidad, irregularidades en la conciliación de las 
			demandas que realizan los organismos, y el poco margen de tiempo que 
			deja la elaboración y aprobación del plan de la economía para la 
			contratación de las importaciones, son algunos de los escollos que 
			todavía subsisten. Superarlos, constituye base esencial del 
			desempeño empresarial satisfactorio. A propósito, Antonio Carricarte, 
			viceministro de Comercio Exterior, declaró a Granma algunas 
			de las medidas que se llevan a cabo para elevar la gestión en lo que 
			atañe a las importaciones. 
			
			—¿Qué acciones realiza el Ministerio de Comercio Exterior e 
			Inversión Extranjera (MINCEX) para garantizar la llegada temprana de 
			las importaciones, sobre todo de aquellas contenidas en el plan?
			
			"Lo primero que se debe decir es que esto no es un problema 
			resuelto. Estamos trabajando para garantizar el arribo oportuno de 
			todas las materias primas o productos terminados, pero hay muchos 
			problemas, que de una manera u otra obstaculizan la llegada a tiempo 
			de estos recursos. En algunos casos tiene que ver con los dilatados 
			procesos de aprobación de solución de problemas financieros. Son 
			asuntos donde hay que buscar mayor rigor, disciplina y agilidad.
			"En la esfera normativa también estamos trabajando, porque hay 
			disposiciones de los organismos que no están vinculadas con ninguna 
			regulación de nuestro Ministerio. Se está analizando el reglamento 
			de las importaciones y las exportaciones, y estamos tratando de 
			simplificar muchas cosas en ese sentido".
			Para ganar eficiencia, ahondó, primero hubo un reordenamiento del 
			comercio exterior, donde se buscó que las empresas importadoras se 
			especializaran. Esto se hizo, también, para elevar el poder de 
			negociación y la capacitación, entre otros aspectos. Su 
			implementación lleva un tiempo determinado, pero desde el punto de 
			vista organizativo se ha logrado una especialización mayor en estas 
			entidades. 
			
			
			Un elemento destacado por el Viceministro es que se está 
			trabajando en la concentración de la importación de los productos 
			principales de uso difundido: pinturas, metales, papeles, maderas, 
			neumáticos, baterías, motores, a los que se sumarán otros renglones. 
			"Este año ese proceso entrañó complejidades, porque se hacía por 
			primera vez y había desconocimiento por parte de los organismos de 
			la demanda total. Las entidades importadoras no estaban 
			completamente preparadas", reconoció.
			"Ahora queremos acercarnos a una mayor responsabilidad 
			empresarial, para lo cual hay que conocer el mercado cubano. Es 
			preciso crear los mecanismos para, incluso —y ese es el reto 
			principal— vincular el comercio exterior al aseguramiento del plan, 
			a mediano plazo, de la economía. Por ello hay que analizar cómo 
			podrían prepararse con anticipación, y firmar contratos de mayor 
			plazo; cómo buscar suministradores que nos puedan asegurar esos 
			insumos de manera que tampoco estemos atados a un solo proveedor. 
			Tienen que existir opciones para, sin variar la calidad, lograr 
			suministros de varios mercados. 
			"La concentración debe ser un proceso que vaya perfeccionándose 
			para, al final, derivar en el establecimiento y consolidación de un 
			mercado mayorista en el país. No es posible que ante cada necesidad 
			puntual, a veces imprevisible, haya que salir a comprar al exterior. 
			La importación requiere de un tiempo de preparación y en todo el 
			proceso, desde que se hace la solicitud hasta que el producto llega, 
			transcurren no menos de tres meses. Lo que hay que hacer es 
			adelantarse y crear reservas o inventarios operacionales que 
			permitan que la economía no esté atada a una importación de última 
			hora. Tenemos que lograr un abastecimiento estable por esta vía.
			"También hacemos énfasis en el perfeccionamiento de los comités 
			de compra, de manera que protejan la producción nacional, en primer 
			lugar. Es fundamental aprovechar todo lo que podamos hacer en el 
			país. 
			"Igualmente, debe fortalecerse el papel que le corresponde 
			desempeñar al Centro de Promoción del Comercio Exterior y la 
			Inversión Extranjera, en lo referente a los estudios de coyuntura, 
			de mercado, para que puedan ayudar a nuestras empresas". 
			
			—¿Cuánto podría ayudar a este propósito que se perfeccionaran las 
			relaciones contractuales?
			
			"Hemos analizado también, a partir de las deficiencias e 
			insuficiencias que se han visto en el comercio exterior, las 
			cláusulas que nos protegen y que deben estar incluidas en nuestros 
			contratos, sobre todo las de calidad y reclamación. Se debe trabajar 
			con proveedores que tengan certificada esa calidad y con autoridades 
			nacionales que permitan que las inspecciones tengan un nivel de 
			credibilidad, se trata de cláusulas que den margen a la reclamación 
			ante algún problema.
			"Los contratos tienen que asegurar el cumplimiento del plan y las 
			empresas de la economía interna tienen que fortalecerse para la 
			discusión con las entidades de comercio exterior, y que en los 
			contratos quede la obligación de traer las cosas que se necesitan, a 
			tiempo". 
			
			—¿Y en cuanto a la planificación?
			
			"El proceso de planificación del comercio exterior tiene que 
			ayudarnos también a resolver los problemas mencionados. Para 
			planificar mejor debe haber un conocimiento previo de la demanda. En 
			las importaciones no se puede incluir nada que no se haya conciliado 
			con la industria nacional. Cuando se constate que la producción 
			nacional no cubre la demanda, habrá que importar", reiteró. 
			"Es cierto que todavía la conciliación es imperfecta, hay que 
			insistir en que sea rigurosa, que tenga una base contractual y se 
			haga de manera consciente. La industria, al igual que la empresa 
			comercial, tiene que prepararse para estudiar el mercado. No queda 
			otra alternativa: las empresas tienen que jugar su papel".