El Gobierno de Japón oficializó la intervención de la compañía Tokyo
Electric Power (Tepco), operadora de la accidentada central nuclear
de Fukushima (este), para evitar la bancarrota total de la empresa,
a la que el Ejecutivo inyectó 12 mil 800 millones de dólares como
fondo de rescate, informó la prensa internacional.
La inyección conlleva el traspaso al Gobierno japonés de más del
50 por ciento de capital que le dará derechos de voto y la potestad
de intervenir en la gestión de la compañía, que antes del accidente
en Fukushima era la mayor eléctrica de Japón.
Además de la inyección de 12 mil 800 millones de dólares, el
Ejecutivo ya autorizó una asistencia por 31 mil 118 millones de
dólares destinada exclusivamente a indemnizar a las víctimas de la
crisis nuclear.
La catástrofe de ese tipo fue causante de altos niveles de
contaminación en zonas marítimas y agrícolas. También fueron
evacuadas más de 80 mil personas, todavía albergadas, y se cerraron
las 54 instalaciones nucleares para generar electricidad en Japón.
El capital para evitar la bancarrota de la compañía proviene del
llamado Fondo de Facilitación para la Responsabilidad de Daños
Nucleares, organismo creado en agosto de 2011 con una mezcla de
fondos públicos, créditos bancarios suscritos por el Ejecutivo y
capital aportado por las diez eléctricas de Japón.
Con decenas de miles de evacuados por la radiactividad y daños
millonarios en la ganadería, pesca e industria de Fukushima, Tepco
debe afrontar demandas millonarias, a lo que se suman los costes de
retirar el combustible nuclear y desmantelar los tres reactores
dañados por el tsunami de marzo de 2011.
La planta resultó la más afectada por la catástrofe natural,
originándose poco después la mayor crisis nuclear en la historia del
país.
Para cubrir gastos, Tepco tiene previsto subir las tarifas
eléctricas en más de un 8 por ciento a partir de septiembre próximo
en Tokio (capital) y sus alrededores, la región de la que es
suministradora.
Además, ha elaborado un plan de negocio a diez años que incluye,
entre otras cosas, la emisión de bonos corporativos con los que
buscará financiarse de forma autónoma, lo que permitiría en un
futuro que la compañía vuelva de nuevo a manos privadas.
En junio de este año, el Gobierno decidió reactivar dos reactores
en la región de Oi, en el centro del país, situación que ha
provocado un incremento de masivas protestas contra la utilización
de la energía nuclear.